ciaban los carritos del servicio a la habitación. Sin pensarlo dos veces, volcó el pequeño bote de basura de su suite en el
ba por allí jadeó. "¡Señora! ¡Se l
a mano para rec
alina, su voz desprovista
insistió la mujer, mirándo
a, mirando más allá de la muj
de la ciudad. El salón de baile era una fantasía de rosas blancas y candelabros de cristal. Los invitados m
endo champán. "Tener un hombre que te ame tan profundamente.
a solo
llegaba tarde. Justo cuando comenzaban los
maban, sus flashes disparándose. En el centro de la to
llegado!", gritó un periodista, con
Angélica a Catalina, su expresión una mezcla de confu
ntó matarme, que me robó a mi esposo y a mi hijo,
ocencia y gracia. "Catalina, feliz cumpleaños. L
finalmente había aparecido al lado d
habló, su voz alta y clara. "¡Eres una m
na señal. "Catalina, no hagas una escena", si
baile. Todos estaban mirando. La lástima, la curiosidad morbosa, la es
siento mucho", susurró, lo suficientemente alto para que todos la oyeran. "No deb
odía sentir la caja, no podía sentir nada más q
la noche, aplaudió. "¡Bueno!
a por una distracci
la interrupción, respi
Dentro había otro anillo de diamantes.
a la sala. "El otro... no era del todo c
u dedo. Encajab
falsa sinceridad, "solo te pertenecerá a
stalló en
ó nada. ¿Qué significaba "única y
pastel! ¡Pide un des
masivo, ardiendo con velas, fue
inclinó hacia adelante, re
e pareció cortar la oscuridad, "que todos los im
las
inalmente volvieron, Angélica la miraba, con el rostro ceniciento. Entend
bía estado descansando e
a amonestó su madre, con el r
, ordenó su padre. "¡No