trelló contra Catalina mientras caminaba por el pasillo vacío. Sintió una perse
ocó con un hombre corpule
as! -masculló él, ag
a, tratando de apartarse
on su sencillo vestido, una m
iciente? Ponte de rodillas y limpia
Catalina se
dígame cuá
sonido ás
arla hacia las puertas del salón de baile
u voz baja y peligrosa-
rió aún
dentro ahora mismo, bailando con é
ó hacia adentro. Y allí, en el centro de la pista de baile, e
rubíes. El que estaba destinado a Catalina. Eran una pareja deslumbrante, una pareja perfecta. Se movían juntos con
tar, de exigir una explicación, murió. ¿Cuál era el pu
del bolsillo del pecho del hombre y limpió con cuida
rieron la multitud, y entonces la vio. La
y, sin decir una palabra, le dio un puñetazo al hombre borracho
l. Luego levantó a Catalina y, ignorando las mir
su ira se volv
maste? -exigió, su
una sonrisa amar
pir tu baile con la
ltimo minuto para el b
quiero escuchar más de tus excusas. -Lo miró a los o
había tirado su foto de bodas. Había asumido que ella lo estaba dejando. En
dijo ella, su voz
r quedó en
ñeca, su agarre do
estos juegos
edaban p
rirse en la planta baja cuando su teléfono son
Es Jazmín! ¡La
arró a Catalina y corrió, no hacia aba
cuchillo en la garganta de Jazmín. E
mbre-. ¡Me humillast
ón de Damián
sto. -Intentaba sonar tranquilo, pero Catali
re-. ¡Todo el mundo sabe que es la pe
yúdame! -gr
. El hombre presionó el cuchillo con más fuerz
preguntó Damián,
ro a ella -dijo, apuntando el cuchillo a Catalina-. M
de la suya. Él la miró, sus ojos suplicantes. Lueg
da no al secuestrador, sino a Catalina, o tal vez a
noche, se arrodilló. No por
Jazmín, quien inmediatamente
na. Un brazo le rodeó el cuello y una hoja afilada se pre
a azotea se abrió de golpe
Ella sintió que levantaba el cuchillo. Su última visión
Damián, clara y decisi
isp