ano agarrando la esquina
z ronca-. Como su asistente, su
ro entre ellos. El límite profesio
fue
ció aún más. Parecía una nube
, las palabras gotea
tes de quinientos pesos sobre su mesita de noche
n hecho. Siempre has tenido sed de dinero, ¿no, Cora? Re
el precio de su traició
lió de la habitación, dejando atrás el aroma d
area relacionada con la subasta. Tenía que entregar personalmente los cisnes
a puerta, todo sonrisa
r traerlos. ¡Oh, tu pobre
ijo Cora, con
con una mirada de odio puro e inalterado. Desaparec
ivamente, tomando la pesada caj
la vuelta, su
elo de mármol. Un crujido nausea
es de cristal, el símbolo del amor eterno que había costado
se desvaneció, reemplazada por u
por el ruido. Vio el cristal destrozado en el
igió, sus ojos
z temblando mientras empezaba a llo
licar Cora, su voz elevándose
e Augusto e
rlow. Estaban destinados a se
eca ilesa de Cora, su
n celosa, tan amargada, que tienes que d
usto, esc
eron más fuertes, una actuación mag
ella. Fue un accidente. Est
lágrimas de Harlow y luego el de C
ía como el acero-. Ponte de ro
miró, ho
d en el vestíbulo. ¡Revisa las grab
nto, un destello de miedo en sus ojos. Per
as se adelantaron, agarr
El sistema de seguridad del vestíbulo ha estado fu
sto que l
aldas la obli
rectamente sobre los fragme
vestíbulo, seguido por el dolor abrasador que le re
o la sangre comenzar a filtrarse a través d
hizo
ow. Siempre le
antes-. Y pagarás por ellos. Cien millones de
. La estaba
no era nada comparado c
la sangre en el suelo. Miró a Harlow, que ahora ocul
cir Cora, las palabras sab
Auggie -dijo Harlow, su voz un ronroneo cruel
era, el cielo se había oscurecido y una tormenta repentina había co
rió Harlow-. Hasta que sienta que
n un charco de su propia sangre, y
gan
illarse sobre la piedra fría y húmeda de la terraza. La lluvi
los huesos. El dolor en sus ro
a Augusto envolviendo suavemente a Harlow en
a diferente, años atrás. Había tenido miedo de los truenos, y
que quedaba era la lluvia fría, los guardaespaldas
luvia, lavando la sangre de sus ro
bsoluta y comp