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rloteando sobre sedas y joyas. Me vistieron con un vestido del color de la medianoche, mi cabello recog
ada, el Alfa destinado y su talentosa pareja Curandera. Los lobos se nos acercaban, ofreciendo felic
dijo Damián, su voz lo suficientemen
estaba tejida con hilos de plata pura. Me quemó la piel,
da comparado con l
amián estaba dando un discurso sobre la
o. Se aferró a mí por un segundo antes de retroceder, su
alándome con un dedito-. ¡
e pólvora. Los ojos se volvieron hacia mí, ya no con admiración, sino con confusión y sos
hacia adelante, toda
no! No debes de
rrió hacia Damián, hundiendo el r
una pequeña pulsera de cuero. De ella colgaba un ún
n poderoso talismán, tradicionalmente guardado para el primogénito del Alfa
tro de mí. Todo el dolor, la traición, el desamor, s
cando el colmillo, necesitando verlo, c
! -La voz de Dam
nó, protegiendo a su hijo. Me empujó, con fuerza. La
universo de estrellas explotó detrás de mis ojos. Un dolor aún más agudo
ébil y parpadeante fuerza vital del cachorro dentro de mí, la frág
un pequeño raspón en la rodilla de Leo, murmurando palabra
e nuestro hijo se me escapaba, y mi pareja me había dado la espalda. Los susurros de