ma Diosa Luna. Pasé años amándolo en secreto, segura de que finalmente
usado mi propia sangre en un ritual secreto para unirse a ella, un matrimonio polít
rmitió que su nueva esposa me acusara de traición, destruyera mi hogar y borrara mi historia. Se quedó de brazos cruzados mientras sus
ón. Luego, vino a mí entre las ruinas de mi vida y me pidió que
una Luna por derecho propio, poderosa y finalmente libre. Pero la obsesión de mi compañero rechazado se pudrió. Un año después, me atrajo a u
ítu
VALD
ma. Esta noche, no hacía nada para apaciguar los latidos frenéticos de mi corazón. Faltaban horas para
La noche en que nuestro Alfa, Luciano Monte
n que finalmente me anunciar
elegido. No era tan lujoso como los que usarían las otras lobas, pero esperaba que me v
ontactarlo a través de nuestro vínculo mental, la conexión que
drás a las coci
o una eternidad. "Ocupado,
usas. Era un Alfa, el líder de la poderosa Manada Luna Negra. Sus responsabili
o a formarse en mi estómago. Necesitaba una
chivos del Consejo de Ancianos. Los registros oficiales de la ma
ncima de sus lentes. "Elena. ¿Qué te trae por aquí en una noch
ría ver algo, Simón. Para confirmarlo
luego suspiró y se giró hacia un pesado libro de color rojo oscuro sobre
en voz baja. "Compañera:
respiración. Sentí como si el mundo se hubiera inclin
es un error. Yo soy su compañe
tembloroso. "El vínculo se formalizó hace dos meses. Un rito
dos m
intensos, sosteniendo un pequeño cuchillo de plata. "Solo una gota de sangre, mi amor", había murmurad
ibremente, con amo
para un contrato del que yo no sa
preté el pecho, tratando de forzar el aire a mis pulmones. Lo busqué
ué es esto? ¿
a de hielo. Luego, con una finalidad brutal, cortó la conexión. El sil
oz apenas un susurro. "¿Cuánd
cara de tristeza. "La ceremonia formal de u
bó el aliento. El futuro en el que había volcado toda mi alma, el amor que hab
surgió de las profundidades: una ira ard
sombras. No me descartar
vestido se sentía como el disfraz de una tonta. Iba a ir a esa
a exigir
u cabello plateado brillando en el crepúsculo, sus ojos agudos con una sabiduría que no se perdía d
o, su voz tranquila. "Y su corazón