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Historia
Amor traicionado, una heredera secreta se alza

Amor traicionado, una heredera secreta se alza

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1389    |    Actualizado en: 26/09/2025

Oculté mi identidad como la única heredera de un imperio gastronómico, fingiendo ser una chica común y corriente so

o. Por duodécima vez, canceló todo por una de sus crisi

una pulsera de diamantes, exactamente la misma que yo había ad

ónito y tuvo el de

legrarte por

cos a la que soy mortalmente alérgica, un hecho que en nuestra tercera cita juró que nunca olvid

un reino. Así que hice añicos la maqueta de nuestro sueño compartido, compré un boleto de ida a mi cas

ítu

Cant

nco años que se suponía que íba

Ciudad de México, por fin estaba listo. Esta noche debía ser una celebración tranquila, solo Javier y yo, nuestros dos inve

sa para los inversionistas, el señor y la señora Garza, que admiraban los ladrillos restaurados del vestíbulo. Había pasado todo el día de

gran entrada, buscando a Ja

ntensificó hasta convertirse en un latido agudo y martillante. Su mano descansaba en la parte baja

el bolso de última moda. Tropezó ligeramente, un movimiento practicado y delicado que la hizo apoyarse en el pecho

a voz lo suficientemente alta como para

ió. Ni siquiera me

Le lancé una mirada que se suponía era una advertencia, pero se

ena, apareciendo a mi lado con un vaso de agua-

o significaba este proyecto para mí, cómo había volcado cada gramo de mi talento culinario e

sma escena que se había r

. Una lágrima solitaria y perfec

sta noche, pero... mi maqueta final para la presentación del proyecto del ma

por completo. Los Garza, los papeles, y

él, un pavor helado reto

s Garza est

, con el ceño fruncido con una seriedad q

, pero se apartó de fo

a, ah

s ojos muy abiertos e

Elisa. Sé lo importa

hacia mí, su expresión end

de Karla. Es una crisis. Te

n susurro-. Javier, otra vez n

que antes me parecía encantador ahora

rimera hora de la próxim

sintió como ce

ombros de Karla, un gesto protec

rla. Lo re

regreso hacia la puerta por la que a

s. Y cada una de las veces, la ra

cosas. Había llorado hasta no poder respirar. La ú

nte. Una extraña y escal

amé, mi voz un

a, volviéndose con un

l sonido haciendo eco en el espacio cavernoso. Me det

iendo a veneno y libertad-. Ve. La ca

ertado por mi fal

esperando una pelea-. Oye, te lo compensaré. Pasaré por ese cioppin

ndo la sonrisa cong

dije-. Maneja

aída antes de desaparecer por

e mi rostro en el segundo

e la Tratt

lemente, después de que lo pidiera para la mesa, que era mortalmente a

una servilleta para anotarlo. "Mariscos. Entendido

a en la parte de atrás de su carter

nte no le había importado lo s

les, pareció filtrarse en mis huesos, helándome desde aden

mente detallada, que descansaba sobre un pedestal en el centro del vestíbulo. Fue un regalo

ncié a los atónitos Garza y a una

ma se c

ellé contra el piso de concreto pulido. El sonido de la madera astillándose y

marlo todo hast

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