ra
a helada habían derivado en una neumonía grave. Estaba frágil, atada a una red de tubos y monitor
pesada que sentía como si todavía estuviera en el fondo de esa agua oscura.
on. Me miró, su mirada clara y
esperaba... estar equivocada". Apretó mi mano, un destello de su antigua fuerza regresando.
o contra el telón de fondo de pintura descascarada y pisos de linóleo rayados. Llevaba un ra
huecas y frías. Su mirada no contenía remordimiento, solo el frío cálculo
espo
. Al doblar una esquina, escuché una voz familiar y empalagosa. Era Sofía, hablando por teléfono en un tono bajo y
es una psicópata celosa. La historia del secuestro fue genial.
cajó con una claridad nauseabund
ando directamente en mí. Una sonrisa de puro veneno
distancia. En un instante, la expresión de Sofía se transformó en una de pánico teatral. Se abalanzó hacia adelante, agarró mi m
ndo a la anciana a una fuente deco
idente de terror fabricado. "¡Empuj
a. Vio a Sofía sollozando sobre su abuela empapada y farfullante, y me vio a mí,
untó. N
mí, su rab
víbora"
Antes de que pudiera recuperarme, llegó la segunda, igual de fuerte. La humillación pública fue una marca, grabándose
, ordenó, su voz baja
n mi lengua. Algo dentro de mí, algo que se
N
zó un trozo de papel doblado en mi mano mientras Damián se llevaba a una histéri

GOOGLE PLAY