img Destinos errantes  /  Capítulo 2 El hombre enigma | 12.50%
Instalar App
Historia

Capítulo 2 El hombre enigma

Palabras:1820    |    Actualizado en: 29/10/2025

lia

inos. Durante casi dos años pelearon ferozmente por mi custodia; mi madre ins

ro en aquel entonces, ella no era más que su secretaria. Al poco tiempo, se casaron, y nos mudamos co

fono y verlo una vez al año. Recuerdo la primera vez que lo visité bajo esas condiciones. Me abrazó con fuerza, derramando lágrimas mientras me decía cuánto

acío constante. No tenía a nadie con quien hablar, y mi padre y su familia habían desaparecido casi por completo de mi mundo. Tampoco

io, no perdía oportunidad para dirigirme palabras crueles. Me regañaba constantemente, ya fuera durante el desay

ecta. Mara era una chica tímida y callada, encantadora a su manera, pero carente del coraje necesario para enfrentar la vida. Algunas veces la defendí de las chicas c

reía que mi infierno en la casa de los Duarte estaba llegan

en Filosofía y Letras. Su facultad estaba justo al lado de la mía. Adoraba leer y perderme entre cientos de libros;

toda la universidad; el sueño de cualquier chica. Además, estar con él traía muchos beneficios,

taba a salir. Hasta ahí todo bien. Pero un día, Esteban me pidió que fuera su novia. Aunque me gustaba,

aceptara la propuesta de Esteban. "De lo contrario, este año no visitarás a tu padre", sentenció. En ese momento, lágrimas comenzaron a correr por mis

quedaba era una amarga sensación de obligación. Acepté ser su no

un año como pareja. Con mucho esfuerzo, Esteban respetó mi decisión de no tener sexo con él.

eres la novia ideal. No me satisfaces como hombre, así que tuve que buscar en otros brazos lo que tú n

ecuencias de mi decisión. Sabía que esto enfurecería a mi padrastro. Ta

rmanitos. Los extrañaba tanto que una lágrima tra

junto a mi madre, de huir a un lugar lejano donde nadie pudiera enco

ajo y ahorrar suficiente dinero. Solo entonces podría pensar en huir de esa casa que tanto d

nder, sonriendo al notar q

icé el vaso entre mis dedos

mientras dejaba un vaso ll

dí en seco, sin

a un chaleco de mezclilla sin nada debajo, dejando a la vista los músculos marcados de sus brazos. Su rostro tenía facciones cuadrada

ijo, mirándome con una e

iera lo mismo que Esteban? ¿Y si me divirtiera a más n

l bartender o no, sentí la mirada de alguien

ción. Cerré los ojos con fuerza, pensando que el alcohol empezaba a j

eleste y un pantalón de vestir gris, un atuendo poco común para un bar como este, pero que le queda

sonrisa, un

divertido. Unos momentos después, ya

adeando ligeramente la cabeza

ticulé si

hace solo unos minutos había escuchado otro nombre sali

llamas? -pregun

ntras su dedo índice rozaba mi hombro descub

te, me reí. Era obvio que también me estaba dando un

untó, ahora con un t

tamente embelesada po

Ahora estoy ocupado admirando la belleza de una hermosa dama -

rdiendo, y no por la cantidad de alcohol que había

seaba liberarme de todo lo que me ataba, de las decisiones que otros tomaban por mí. Si Esteban quería estar con otras chicas, ¿por qué no simplemen

nadie tenía que enterarse de l

una mezcla de curiosidad y determinación. Parecía un hombre decidido, alguien que sabía lo

eré -dijo, percibiendo la

hasta aquí: Esteban, mi padrastro, mi madre. Y entonces lo deci

dí, intentando mant

za, un gesto que despertó en mí emociones que nunca antes había experimentado. Era todo nuevo,

ada. Una sensación extraña se apoderó de mí, una mezcla de nervios y expectación. No

bien, este es un pequeño anticipo de lo que te haré sentir una

nsión se disipara mientras avanzábamo

voluntad, tomando una decisión solo para mí, sin importar lo que pensaran los demás. Aun así, no podía evitar que lo

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY