lia
que estaba a punto de suceder. Por un momento, la curiosidad me invadió. Emmanuel vestía como alguien que trabajaba en una ofi
lo. Además, parecía mayor que yo, quizás cinco o seis años. Nunca había salido con alguien con tant
á de la sala de recepción para pone
reguntó Emmanuel de pronto, s
bitación en la mano, y una sonrisa que revelaba unos dientes perfectos. Su mirada, intensa
ntrelacé mi mano a la de él. Sentí como una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo mientras subíamos en el elevador. Él me observaba fijamente, con una intensidad que me hacía sentir vulnerable y, al mi
o, alguien que sabía exactamente cómo conducirse en esos momentos. No sabría describir mi primera experiencia como buena o mala, simplem
to me quedé dormida,
as, salvo por la tenue luz que entraba desde la calle. Emmanuel dormía de espaldas a mí, con la respiració
estía rápidamente. Si mi madre o mi padrastro des
do, pero Emmanuel encendió
con voz adormilada,
rme -contest
becero, observándome mient
uieras -dijo con una sonris
ción de sus manos sobre mi piel todavía me rondaba en la mente. Quería volver a tocar ese abdomen de adonis que tenía, sentir como se apretaba a mi cuerpo.... que es
-preguntó mientras se
legar sola -respondí
Se volvió a acostar, dándome la espalda, como si
a. Había tomado una decisión impulsiva, pero ahora solo quería
.
abía logrado llegar a casa esta madrugada sin que nadie not
s con cuello en U y mis converse negros. Siempre prefería la comodidad sobre cualquier otra cosa, no me veía
ar y tomar el autobús a la universidad. Después de la disc
e helado. Lo vi caminando por el pasillo. En dirección hacia mí. Mis ojos se
-pregunté, apenas
anzó rápidamente hacia mí. Antes de que pudiera reaccionar, me
¿Cómo había llegado
una mano por la parte trasera de su cuello,
laro si era una pregunta o una afirmación. So
, sintiendo cómo una mezcla de miedo y curio
, como si la resp
ro. ¡Tu h
reció deten
é momento regresó? ¿Cómo no me di cuenta? Un millón de pensamientos cr
o notó. Me sostuvo con fuerza de los h
us oscuros ojos estaban clavados en los míos-. Nad
ntimidante. Sus manos seguían sujetándome
-pregunté, tratando d
én-. Si hubieras estado en casa como d
atrevía a
epliqué, sintiendo cómo la i
noche sola en un bar? Se supone que
oritario me
con firmeza, tratando de
mpleto, y una mezcla de en
stro pase al crecimiento de la empre
ductor y encantador ahora se comportara como un imbécil frío y calculador. Un
. Los dos son unos oport
ojos y, con un tono
ue midas tus p
amé, cansada de toda e
a cara, como si intentara calmarse, intentando recuperar la comp
escuela y a reconciliarte con tu noviecito. Después tú y yo hab
un momento, hasta que la rabia y la frustración se apoderaron de mí. Maldije mi suerte
una pesadilla. ¿Cómo iba a vivir ahora bajo el mismo techo que Álvaro? Cada vez que lo
undo estuviera sobre mis hombros. Para mi fortuna, todos estaban ya sentados en la mesa,
tro. Nunca sabía si su humor sería malo o simplemente terrible. Mi suerte cambió para peor cuando Ál
sotros, a partir de ahora pronunció mamá al mismo tiempo que miraba de reojo
México -dije sin atisbo de ánimo en mi voz, nun
pondió, centrándose en la com
es -anunció mi padrastro con su tono autoritario de sie
orriera. Álvaro me miró fijamente; él sabía que Esteban y yo habíamos t
universidades privadas gracias a mí -agregó, con
ago se r
los días. Eso ya lo sé -respondí
ceño, visibl
e terminarás casándote con Est
ue la gota que
o interrumpí, con una mezc
habían logrado enfurecerlo. Golpeó la mes
! -gritó, su voz resonó e
llada, observando en silencio mientras mi padrastro me regañaba y
ntinuar su arenga, pero Pedro, el
a está el joven Esteban
é aliv
ias,
rando mi mochila. Mientras salía del comedor, miré de reojo a Pedro y le hice una se
 
 GOOGLE PLAY