Al
r mí. Pero no
movimientos fluidos y posesivos. Me miró por el espejo retrovisor,
e, con voz plana. No me miró.
amó B
d, Dante? -dijo ella, su voz cargada de una intimidad casual dise
s flotaran en el air
e condujo, sus nudillos blanco
implacable. Detuvo el coche en un lugar familiar y desolado. Una simple cruz de
o. Las lágrimas empañaron la madera tosca de la c
r silencioso-. Creo que él lo hizo. Cre
a desesperada necesidad de negación se había evaporado, reemplazada por un an
o. Me tomó algunos intentos frenéticos -su aniversario, el cumpleaños de él-
iario. S
ón". "El Jefe". Todo estaba allí. Un meticulos
a antes de su muerte, hizo que el
r el paquete. La cueva.
las rocas que me había mostrado cua
o llamado de Bella. La encontré, medio oc
o de la roca, había una cajacerradura, el sonido resonando en la
garganta, robán
ellos, ladrillos rectangula
. Su voz era tranquila, clínica, como si estuvi
un pequeño e intrincado escorpión estam
do -el último y frágil escudo alrededor de
era v
 
 
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