Ocho
liario del Clan Herrera en la ribera sur
a un nuevo y reluciente desarrollo. Pero una propiedad, una única casona cubierta
sona e
cioneros y buitres que circulaban. Yo era una niña, pasada entre parientes que me veían como un boleto de lotería. Para cuando cumplí dieciocho
dejé para los callejeros, un santuario tranquil
n estacionadas afuera cuando sus hombres aparecieron con
nvirtió a Leonardo Herrera
o educados, luego amenazantes. Allanaro
. La Familia no aceptaría nuestra relación. No era un socio nombrado en el Grupo Herrera. Leonardo lo controlaba todo. Sabía q
he de Leonardo. Les arrojé pintura a sus hombres. Me convertí e
lmente habían funcionado, que Leonardo había accedido a pausar el proyecto. Prometió que una vez q
año. Para construir su carrera,
so no era por su carrera. Era p
invitado con tanto entusiasmo a mudarme con ella. El departamento de dos
atraviesa la niebla de m
le, da la vuelta y abre mi puerta. Lanza una mirada a los dos de atrás, su ex
complicada y furiosa antes de sacar
ara desabrochar mi cinturón de seguridad, no duda.
. La repentina ingravidez me hace rodear
ta, su voz un grito crudo. Su sorpresa e ir
la tela de mi vestido. Una sonrisa lenta y tranquila se
e piedra hacia la puerta principal
guda y fría, atraviesa el e
mi oreja mientras habla, su voz un
rtiendo jugando
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