RO
me fusila c
a pasa de eno
riba hacia abajo y eso me h
mirarme a los ojos. Suelta un sus
ta. Molina – dice c
explicación señ
quisier
ca más que dec
s su cul
que es mi culpa que mi secretaria sea una
o de la ciudad a buscar un café, un café q
ecir con eso? –
o y sin
ón? – p
sabe a calcetín remojado, no entiendo porque me tiene que obligar a ir
s se ensancha, haciendolo luc
igo que va a ir al mismo infierno por u
lencio, no vaya hacer que diga algo y lu
scritorio. Dejo mi bolsa sobre mi escritorio, pero más
o, todo esto lo hago bajo la atenta mirada de mi jef
al ves sentir el dulce elíxir de la
y doy un pequeño sorbo, pe
i boca y busco un pañuelo y co
es esto? – digo ha
Levanto la mirada y me encuentro
café a sus labios y ahí me doy
el café, o, que me lanze por la ventana,
o – ahora quiero uno como este todos los días, además el ot
é me hace ir por ese dichoso café h
orturar a mis empleados
isiera borrarl
palda ancha y mi mente solo se imagina tirándole d
si soy un amor de persona, solo le pido a Dios que
nta en su silla como dueño y señor de to
café, antes de empezar a es
tario. Voy a salir de su of
ho que salgas
lo vea como se toma mi cafe? –
que, me parece una buena idea
un tic en el ojo
ador – susurro
jiste? –
majestad – digo hac
este bulldog sigue
mucha paciencia, pero que no me dé fu
su pregunta – y porque dice que hoy me veía más hermosa qu
sted que le importa señor, a
es? – pregunta ext
lo levanta por en
loca una mano en mi cintura y me acerca a su cuerpo. Lo
no quiere sentir el poder d
lo?, ¿qué me vas hacer?
haciéndome unas rayas n
nterrando mi ta
lo observo como empieza a saltar en un pie,
ca – ladra
de ahí, pero no me hizo caso,
e mi ofic
es de salir, me detengo – en un momento le traigo unos hi
go –
icina con una
se iba a quedar así,
do llego pido unos hielos. Me los entre
toco sutilmente. Pero no escucho resp
r a nadie – es
la puerta y entro co
se pone de pie y un gemido d
r a nadie, así que larg
or su comportami
? – p
– pregunt
rminó de
mirada, así que hago lo mismo, si piensa
los – digo colocando
nada, así qu
e pedir disculpas, p
ed la quiero fuera de mi oficina, ya – grit
o buena empleada que soy y que se preocupa por su jefe fui por hielos p
echa una furia, y lle
, todavía que voy por hielos para su dolor, se
que esté así, pero quien l
tacon en su pie y no mi r
que se queda s

GOOGLE PLAY