o. Ah, sí, ahora estaba casada de verdad
garganta. "Yo...", murmuró, retor
forma en que la estudiaba. Con una sonrisa aún más grande
o de su máscara quedó a apenas un centímet
con la voz entrecortada ant
e con alguien significaba algo más. Todos los cuentos de hadas que había leído de niña, con
había traicionado su confianza, y ahora estaba ligada a un hombre que ocul
vio que Sophie estaba pálida y que sus pestañas temblaban, su expresión se volvió indescifrable de repente. Pero antes de que ella pudiera acercarse más, él
cir nada más, cami
.
otándose la frente, perdido en sus pensamientos. Al otro lado de la habit
ra tan alto que apenas cabía en ese sofá. Pero al instante desechó su pre
Sophie. Luego señaló un traje planchado impecablemente que colg
mpezar a vestirse. Desconcertada, la joven se dio la vuelta rá
e en la lavadora, así que lo llevé a la tintorería". Sabía muy bie
a junto a la ropa de un montón de desconocidos en una tintorería pública. En casa, un equipo de profesionales se en
ntó él finalmente, con la voz toda
cocina lo hizo sentir más hamb
sonriendo, mientras se gira
esbaló de las manos y la pasta, con la salsa, aterrizaron sobre
tó si ese hombre tenía alas. ¿Có
lla. Luego agarró una servilleta e intentó lim
staba impecable solo unos minutos antes,
hó la máscara negra que nunca se quitaba. Al verlo hecho un caos, la joven le limp
a máscara y limpiarla bien", dijo ella,

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