img El comprador  /  Capítulo 3 La decisión | 30.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3 La decisión

Palabras:1441    |    Actualizado en: 14/11/2025

mi corazón,

ía a helarm

dura y cruel. Y aquellos intensos ojos

edo. Su apariencia siniestra s

idos. Tenía una personalidad tan fría como un iceberg y los pelos se me

del efecto satáni

ía temblar casi tanto como mis manos lo hacían pero no me lo permití

lo podían confundirlos con puñales platead

ermoso como letal...

dejó sobre la mesa la bolsa con el arma del delito. Con su dedo índice daba pequeños golpes

acia atrás y me pegué a la pared. Hasta a

e? - pregunté co

a eso - sentenció co

El intento de una sonrisa bizarra se dibujó en su

do ví que lo tenía él delante, fuí a tomarlo y su mano detuvo la

su toque, el proyectaba tanto frío como calor, parecía un dem

os. Nuestras manos aún en el mismo sitio. Nuestros ojos completamente reunidos en la misma con

nero para tus deudas y vendrás cuando lo tengas - vió la duda en mi rostro y prosiguió

araña, que ni siquiera veía pero que podía sentir que se ext

ado para un fin tan macabro, que no podía escapar

recitar cada cosa que me había exigido aquel extraño hombre que había irrumpido en mi vida con grandes intensiones de quedarse hasta drenarme por completo... quien sa

e tocaba pero lo sentí inspeccionar mi cuerpo al completo y

o? - cuando oí su demandante voz, supe que Román, mi

díbula, adornada por una sensual barba y me dió as

í, como el señor Mcgregor exte

parato a su oído, sin dejar de mirar mis ojos v

as a marcar este número - aquella voz volvía a ser

más decir e

abios más de lo que me

- pasó un dedo despacio por mi mejilla y me aparté. Él también lo hizo antes de escupir un - nos vam

mpidió hacer lo qu

ía tan fácilmente y no me gusta que me den

puso sus manos en mis caderas y casi doy un bri

haciendo lo que él me hacía, me provocara s

mantuvo su distancia en cero - no voy a irme con alguie

A sabiendas que sabía cosas que yo

osición de exig

abía tanto de mí,

y ahora, de la nada, parecía e

ón de hastío. Le molestaba que lo increpara - pero tengo una personalidad que no

ncia, que no le gustaba ser desobedecido. No contaba con que yo lo desafiara y eso, me hac

ue usará ese apelativo cariñoso, que en su boca sonaba a posesión más que cariño, ni tampoco asimi

había dicho, pues yo no tenía nada

ía a qué

relamió los labios, sin dejar de mirar mi boca. Sus manos fi

sus dedos, deslizandolos por mi brazo y esta vez, se lo permití, no es que no lo hubiera hecho antes

ose a mi oído, tanto que tomó muchísimo autoc

e invasiva, no podía gustarme, no podía hacerme sentir, no podía seducirme, yo no

, acercando su boca a la mía y

na patrulla y un toque en la puerta de mi casa me

derme lo que quiero o tengo

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY