img El comprador  /  Capítulo 4 El contrato | 40.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 El contrato

Palabras:2449    |    Actualizado en: 14/11/2025

en su

titud sobrada, y yo también lo sabía

ánto. En ese momento me hubiese gustado muchísimo saberlo, y eso hubiese evitado pasar por to

os dos, lo que ya estaba más que claro y que a su v

.. Pues los desesperados como yo. Y m

ho nada por ayudarme a no delinquir, más bien había esperado que sucediera, justo como él necesitaba que pasara, para luego usarl

e me impidiera negarme y me pusieran bajo su absoluto control. Y finalmente, llegué a la conclusión de que en c

do para alguien sin apenas recursos, así

do en mi contra con tal de efectuar su compra. Nadie que se tomaba tan a cabalidad un suceso como el

a un hecho que algo tenía yo que venderle

venido por un l

peligroso, justo al lado de los agentes que me preguntaban si había alg

a me decían, que el futuro de m

suspirar resignada, aceptando c

d, les dijo que no había más alboroto en aque

nico mentir

ga - decisivo de nuestras vidas - mentía con frialdad - y tal vez, se nos ha i

observando la diferencia

de un bajareque de casa, con una novia muy guapa sí, pero

on sus manos y pegar mi cuerpo al suyo, hablando e

os y las suyas subieron por mi espalda, saboreando la piel con las yem

o visual y esos ojos fijos en los mío

dad, su gelidéz no encajaba

reguntó haciendo ver que me pedía pos

li romántica, solo les faltaba darse las manos y b

ran incapaces de notar l

total convicción, en qué él, sería mi vida de ahora en

s y cuando lo ví, intensionadament

o fue ine

as ardientes derritiéndose por el h

él. Tan helado como cálido. Tan frí

os y asombrados y ojos, que se prometían cosas que no debían ser prometidas y menos, por

s y suspiros descontrolados. Un beso confuso que no tenía exp

s, hasta que los agentes culpables de mi humillación, se disculp

stenían. Parecían haberse anclado a mi cuerpo y

que nunca existió. Era como cuando c

, las llevó a los bolsillos de su traje

de oro si

ca y me limpié todo rastro imagina

asó desapercibido; pero sin emba

cosa de importancia para tí - dijo con de

e controlar las situación en el subsuelo. No existían prácticamente

. Sumé algunas otras cosas, entre las que estaban un ínfimo númer

r, que casi parecía ser de ant

ido el único espacio donde me sentía en calma, mientras perpetuaba una des

e pequeña y aunque no habíamos hecho muchas am

r parte de tu escencia, tu crecimiento, memorias..., es duro. Tris

e baja de la escalera, espera

ien tan sensual,

stro endiosado perte

osa como esa?... ¿En un momento co

uel, frío y sin emoción aparente, sentí que el bolso que llevaba cayó al suelo en respuesta a mi ira y dando golpes con mis za

aquellos malditos ojos azules. Pozos de mar h

ntrato - me indicó con su mano que

abrirme la silla para que me sen

añaba su absurda marca reg

nes y por eso, el sábado anterior daremos una fiesta, ese domingo nos despediremos tú y yo y el lunes se hará mi compra - e

é mirando los papeles que tenía delan

ó la vuelta por detrás de mí y se inclinó, a

ar mis ojos a los suyos y ambos nos soport

vadió los fundamentos. Y termin

sin en

a ti- cont

uesta no

rte- sentí un doble se

pedí educadamente. Sin embarg

ue no esté respondiendo tu pregunta -me est

es tan p

ue lo

timo lo dijo en

artida. Se adivinaba que pe

có un bolígrafo de su saco y lo pus

firmar - las condiciones son pocas pero inamovibles - asentí - durante este tiempo, dormirás en mi cama, cuidarás tu salud, buena ali

dije con firmeza, puntualizando

te preocupa el sexo, tranquila que no me interesa follarte - la manera de pronun

da - aquello me supo raro - no saldrás si no es conmigo y no quiero que veas a nadie sin mi permiso

mostrarme desnuda frente a este hombre.

, que podría mostrarme desnuda, pues no tenía traumas y

podría decir? No había nada que pudiera impedir que firmara

iró inq

tengo que venderte ?

importante era su compra,

ue exiges de mí, que no es poco, teniendo en cuenta que no sé ni que es - dije rezan

Pero no te equivoques Loreine - que bien se escuchaba mi nombr

a, esos dientes inmaculados, es

dito

arantizar que no quisiera un hijo mío. Aunque dijo que no tendríamos sexo,

a no daba pistas, pero al m

ndo la otra pre

en por mí, por quién soy, asumiendo que me vean? - al me

onvicción -mi vida, mis decisiones y mis compras son indiscutibles.

a casi un grito de ayuda no escuchado. Había resentimiento y amargura

cediera, me daría un futuro y una cárcel de dos meses. Me sentía una prostitu

mpleaños! - hablé rápido pensando que luego de mi

ho. ¡

s. Estaba sin tiempo para pensar en más excusas y creía q

orque manipularme con la parte más banal de esta historia. Ya todo estaba dicho y l

iendo algo valioso que no sabía que

ciera demasiada falta el día que

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY