, encontré a Vicky
e con voz temblorosa, luchando por mantenerla en pie.
débilmente: "Vete, cariño... Vete.
ras las lágrimas corrían por mi rostro. "No
ecía querer decir algo, pero sol
. Sobreviviremos. No
lcanzarnos, crucé la frontera cargando a Vicky y me escondí en
las pupilas de Vicky s
y su rostro se contrajo por la culpa. "Le
asado y que me había criado de la mejor manera, pero
za tan abrumadora podía
na mano temblorosa y manchada de sang
e su bolsillo y lo pus
y vi que era el c
onseguido arreglarlo,
on la sangre de Vicky. Teñido de un ro
No te rindas. Quizá a
ón, Vicky cerró lentamente los ojos y
la de dolor me inundó por completo, y las
importante como mi madre. Vi
cia allí! ¡Vamos
muy lejos, sacándome de mi dolor
n ese momento, pron
y me limpié las lág
o podía depend
en el maletero del carro y huí hacia
uvo en ese instante, y los hombres d
r qué hacer, corrí hac
ió mi olor
que me convertía en una visión espantosa. La gente del bar gritó de terror. Corrí t
no se estrellaron contra el suelo. El bar se sumió en el caos, pero los hombr
yúdenme, po
te, me volví hacia los presentes en busca de
de golpe y todas las mirad
te la cabeza y dijo con voz fuerte: "Esta mujer es u
era algo razonable. Nadie se atrevió a dar un paso al frente para a
sesperación absoluta. "Por fa
odas las miradas estab
esperación, esperando
la!", ladr
nzaron hacia mí, dispuesto
miliar resonó: "¿Quién dij
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