lpes a quién se me cruzase. Había cuatro tipos en mi celda con armas, uno con el balde ahora vacío, una mujer y otros dos que reconocí enseguida; habían estado en mi ataque.

un tipo alto, cabello negro y sucio, lleno de caspa que le llegaba hasta los ho

spertado! —gritó con l

rme de alguna manera y destro

dijo la mujer que estaba con

e los grandulones me sol

hasta aquí. Bueno. Dos, porque noqueaste a cuatro de ellos, algo admirable para

elgada y solo tenía un par de cent

rroté a cuatr

nos dispuestos a luchar para mantener la paz, para proteger nuestras riquezas, y así como un tipo de herencia, desde que aprendí a caminar comenzaron a entrenarme en diferentes artes marciales. A los siete

gracias

s amaba con todo mi corazón y que hace tres días estaban mue

no hubiesen sido unos malditos cobardes

lo miré siseando esas palabras, pero el líder lo de

como mi prisionera favorita. Te llevaré a una celda especial donde podrás descansar, serán unas mini vacaci

do —solté, p

que contenerme de no saltar a su cuello, todas las personas que me rodeaban estaban cargados con armas.—. No queremos que este cabello cobrizo

a cara, pero soló rio mientras

pagarás por lo

vens

otras que supuse usaban de dormitorios y unas más que estaban vacías. Calculaba cada paso, armaba un mapa del lugar y guardaba fotos mentales. Entre más avanzábamos la gente que rondaba por el lugar iba quedando atrás hasta que ya

oport

olpeé fuerte con mi frente en su nariz y pude ver como la sangre salía a borbotones. Un rodillazo en la entrepierna se llevó el chascón que hace unos minutos antes me sostenía un brazo y otra patada en el estómago al ot

n movimiento y est

que estaba ahorcando al ver q

manos después de dejar

la mujer que tenía el rostro cubierto de sangre—. Tú me llevarás h

con vida, podía ver la desesperación en sus rostros, pero el entorno cambió, no lo

só por mi cuerpo haciendo que todos mis músculos s

go, n