img Su deseo, mi corazón moribundo  /  Capítulo 1 | 4.55%
Instalar App
Historia
Su deseo, mi corazón moribundo

Su deseo, mi corazón moribundo

Autor: Gavin
img img img

Capítulo 1

Palabras:1348    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:12

o, pensaba que solo era otro de mis juegos para llamar su atención. Me

le que me llevara al hospital, me sujetó la barbilla y sus

aré. Solo espero

star con su verdadero amor, Karla, mi mejor amiga. Ella era por

sacrificio para salvar a su familia de la ruina. Nunca supo la profundi

onante perfecta, tomé mi última decisión. Le conceder

ítu

piso estaba helado bajo mis pies descalzos. Un dolor agudo, como si me retorcieran por dentro,

ando mi reflejo en el cristal. Mi rostro era de un blanco fantasmal, con

ces,

deliberados baja

dr

desesperada esperanza. Respiré hondo, reuniendo las pocas fuerzas que me que

apenas audible, como si pronunciar su nom

ió de arriba abajo. No había calidez, ni un destello de reconocimiento para la mujer con la que

unar? -pregunté, con una v

esperanza se encendió dentro de mí. Quizás,

able. Se dio la vuelta, sin decir una palabra, y caminó hacia la puerta principal. El sonido de s

y un dolor familiar y agonizante se extendió por mi cuerpo. Jus

cia él. Mis dedos se aferraron

abio con fuerza para evitar que se me escapara un grito. El s

uñido bajo, cargado de veneno puro. T

se aferraron al borde de su saco, en un último y desesperado es

z temblorosa, cada palabra una lucha-.

o era autosuficiente, ferozmente independiente. Esto no era un truco. No era una súplica manipu

ntrecerran

de te

oleada de náuseas. Señalé vagamente la parte baja de

sonido áspero

víctima para dar lástima? -Sus palabras fueron como

arrando mi barbilla y obligándome a levantar la cara pa

lado que prometía un daño irreversible-. Nunca te perdonaré

uerpo gritaba en protesta. No podía dejar de temblar, un temblo

entró en su estudio y la pesada puerta de roble se cerró de golpe, cortando la

chando por respirar, agarrándome el estómago como si quisiera mantener

bolsillo. Mis dedos, entumecidos y torpes, de algu

e ignorar. Estaba de pie junto a la ventana de su estudio, con el teléfono pegado a la oreja, su rostro impasible. Supuso que era solo otra de las actua

a la ruina. Creyó que ella lo había abandonado entonces, buscando pastos má

arrojando un brillo crudo sobre el sobre blanco que sostenía en mi mano. Mi nombre, Celina Ga

naban en mi cabeza: «Enferme

irón, mis ojos recorriendo el informe, buscando un error, una errata, cualquie

é, con la v

ía en mi pecho. Corrí a buscar a otro doctor, un especialista cuyo nombre había oído. Le rogué una s

os mismos. Una enfermed

nté, las palabras apenas un aliento. Tenía

s gentiles, se arrodilló ante mí. Tomó m

ue podamos, Celina

dían borrar el hecho frío y duro. Me derru

cé, el sonido crudo y roto-.

o, de todo a lo que me había aferrado. Era un fracaso del que no podía escapar, una mu

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY