img Hasta que la muerte nos separe, de verdad  /  Capítulo 4 | 40.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1081    |    Actualizado en: 17/12/2025

ista de An

cuidadosamente desprovisto de emoción. Agustín y Cristina eran, como era de esperar, los monarcas indiscutibles de la noche. Cristina, resplandeciente con un vestido que se parecía sospechosamente a una versión mo

curiosidad apenas velada, era un coro familiar. "Pobre Anahí", parecían decir sus mirad

separó de Agustín y se deslizó hacia mí, con

ndo una dulzura artificial-. Qué gusto

mi vestido simple,

anillo de amatista de mi madre. El que Agustín había "perdido" hacía años, el que juró que protegería. E

firo, estaba en un cajón en casa, una reliquia de un pasado que se sentía imposiblemente distante. La mano de Cristina, perfecta

construida un arma. Yo, demacrada y pálida, mis ojos sombreados por la fatiga y la enfermedad, mi espír

a, destinada solo a mis oídos-. Pobrecita. Sigues aferrada al pasado, ¿verdad? Agustín me

ndo a que me desmoronara, a que corriera, a que suplicara su protección. Quería que yo fuera la mujer rota a la que él podría

truida se hizo añicos. Mi mano salió disparada, no para agarrar el anillo, sino para abofetearla. Fuerte. E

oreciendo en su mejilla. Agustín cruzó la habitación en un instante, su rostr

-siseó, arrastrándome hacia una

baleó precariamente y luego se estrelló contra el suelo, enviando una lluvia de chispas y una ola de pánico a través de la multitud. Las

etó, un pánico familiar y sofocante subiendo. El espacio cerrado, el olor a polvo y metal quemado, la presión frenética de los cuerpos, era d

-chilló Cristina, su voz estri

furia renovada. Se abalanzó, sus uñas manicurada

más que mercancía dañada! ¡E

su cuerpo, esperando que alguien nos encontrara. El miedo, el hambre, el silencio aplastante. El espacio cerrado. El ataque de p

ión, mi única conexión con el mundo exterior. Me había abrazado, alimentado, prometido

mi madre, la había borrado como si nunca hubiera existido, y me había dejado con una niñera que no conocía. Nunca más volvió

reciéndoselo a su amante como una broma retorcida. El horror total de su traición me golpeó, no solo la aventura, sino la crueldad casual de r

desvaneciéndose a negro. Sentí que me caía, el caos a mi alrededor disolviéndose en un vacío silencios

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY