a Rey
al hombre por el cuello de la camisa y lo estrelló contra una pared cercana, esparciendo piezas de arte y haciendo que un lienz
enas audible sobre el pulso restante del bajo. Su rostro era un
ido, retrocedió, fr
hablando, Gae
, acortando la distancia-. ¿Te besó? ¿Justo delante de todos? ¿Justo
ndo el equilib
Hielo, Eliana Reyes. ¿O ya te olvidaste de tu matrimonio arreglado? -Sus palabras r
e algo crudo y desesperado cruzando su rostro. Luego, en un movimiento que sorprendió a todo
e levantaron, empujando
de Gael, luego con su espalda. Gael no se inmutó. Se aferró, su rostro enterrado en el hombro d
ino de emociones: deseo, desamor, desesperación y una posesividad tan intensa que era escalofriante. No era
a habitual, sino una comprensión paralizante. El caos que había intentado manejar, la rebeldía que había descarta
omento de ternura que me había ofrecido en público... no se trataba de mí en absoluto. Se trataba de él
stración por su naturaleza descontrolada, se evaporó, reemplazada por un vacío aplastante. Sus emociones vibrantes, su energía salvaje, su profundo d
nte ordenado, mi fachada de hielo, mi identidad cuidadosamente construida... se sentía co
a ello. La multitud comenzó a dispersarse, Gael y Adán todavía encerrados en su silencioso y dolo
omenzaba a vaciarse. Gael y Adán se habían ido. Parpadeé, mis ojos ardían. Sen
lada casa, supe lo que tenía que hacer. Tomé mi telé
arcos-. Su dirección actual, su estado financiero, sus contactos, su
ó sorprendido-. ¿Busc
uien a recoger una memoria USB segura de la caja fuerte de mi oficina. Te
dido,
ersonal y oculta. La mayor parte contenía fotos antiguas de Adán y mías de la universidad, nuestros encuentros secretos, las promesas susurradas. También contenía los detalles del canal financiero que hab
do a Adán, el rostro atormentado de Gael, el desafiante de Adán. M
en mi escritorio, la luz de la madrugada proyectando largas sombras
áneas de exposiciones de arte, cenas tranquilas, incluso algunas borrosas de algunas de las fiestas más escandalosas de Gael. Gael, siempre mirando a Adán con una intensidad que quemaba a través de los píxel
hé en algún lugar del éter digital. Los comentarios efusivos de Gael sobre las primeras y poco pulidas canciones de Adán. Las bromas juguetonas de
rechazado consistentemente oportunidades lucrativas que lo alejarían de la ciudad donde vivía Adán, cómo había invertido en el sello musical en apuros de Adán, cómo incluso había usado su propio arte para crear
ejado de Adán años atrás. Incluso me había aceptado a mí, la Reina de Hielo, como un escudo, una distracción, una herramienta para proteger a Adán del escrutinio de nuestras familias. Todos esos casos de su «amabilidad», su
io, mi vida cuidadosamente construida con Gael, cada una de nuestras interacciones, había sido una actuación calculada por su
l muro emocional que había construido, todo había sido para nada. No era más que un accesorio
r. Esto no era simplemente un error corporativo. Esto era una aniquilación personal. Mi identidad cuidadosamente const
pensó que me estaba usando para proteger a Adán. Pensó que yo era demasiado fría, demasiado ca
s ante mí como un mapa de mi propia estupidez. Me había usado, sí, pero la emoción cruda y vulnerable que había visto en
olución ahora tan fría y afilada como el bisturí de un cirujano. Mi corazón
nítido y poderoso. Me peiné, un moño severo y elegante. Me miré en e
ión en el salón principal. El aire crepitaba de tensión. Mi hermano, Cri
? Es crucial que asista a esta reunión. Los términos de la fusión aú
os -declaré, mi voz d
i abuelo se e
cree que está por enc
buelo -dije, una leve sonrisa sin humor tocan
silencio. El tipo de silencio
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