ista de Ce
nvié flores. Simplemente me quedé en casa, empacando las últimas de mis cosas, podando los
Elvira, nuestra ama de llaves
señor Ferrer ha vuelto a brotar. Se nieg
ortando un capull
ír eso, se
lo, cómo hacer que comiera. Siempre le preparaba ese caldo esp
, persuadiéndolo para que comiera, limpiando su frente febril. La viej
e, mi voz desprovista de emoción-.
ibió mis palabras. La s
ora Ferrer! ¡Realm
labra, colgué. Apagué mi teléfono y me fui a la cama, cayendo en un sueño profund
consejo médico y regresó a casa un día después. Lo enco
u voz débil-. ¿Po
mirada inq
ería haberlo
stre
lo hacías. Siem
amián -declaré simp
pánico en sus ojos. Todavía no ent
Se acerca. Sé que no he sido el mejor esposo, pero quier
as románticas, elegir regalos perfectos. Había sido mi único
-dije con un encogimiento
cientos de invitados, ordenó el champán más caro y contrató a una banda famosa para que tocara. Todo el evento fue un deslu
a, lo afortunado que era Damián. Sonreí, asentí y floté entre la multitud, mi corazón completamente descone
a el balcón, buscando refugio de la sofocante pretensión. Las luc
sario de la feliz pareja -ronro
, un brillo malic
s? Dijo que me necesitab
é eso con un
o veneno-. ¿Verdaderamente feliz? Porque conozco
la, una sonrisa fría e indiferente jugando en mis
or la sorpresa. No esperaba que habl
epitiendo la misma triste y desesperada melodía. Llorando por la atención de un hombre que clara
rojó, sus ojos a
Cómo te at
pí, mi voz cortando la suya-. Ni siquiera vales la energía emocional

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