img El secreto de su voz  /  Capítulo 5 Cap|3. | 9.26%
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Historia

Capítulo 5 Cap|3.

Palabras:3059    |    Actualizado en: 20/08/2021

las noches y esperaba a que ellas salieran del baño y se vistieran en

llas para mí, fue

iste, ¿verdad?... Solo le tomabas fot

ara y cerré los ojos de la i

que hacía. Aunque mis compañeros lo disfrutab

elaba, y al día siguiente se las l

algún día m

podías hacerlo, Sebastián?››, la simple id

o pedía que esa pesadilla acabara. Estaba destr

odo el día. Al fin te encontré en la cabaña, te dije que t

lo hiciera de favor. Le pregunte el por qué y me dijo que era solo un juego, de c

ía siguiente busqué en todas las fotos y no te encon

arme, miré mi cama y caí en ella sin protestar. Al

r abrazarte de ese modo. Un

ágina fue enviada a todos en la secundaria, pero eran dos chicas por día. Ahí f

a cual veía chicas llo

caron de la secundaria, algunas tuvieron problemas p

mi vida. En donde destrocé

a ser vista por los pr

itado tanto dolor! ¡Tenías el poder pa

me criticaban en ese momento me daban lástima, ver cómo sus vidas estaban dependiendo de

o ser capaz

e tú es-tuvieras bien. Nunca entendiste por qué todas las

é las l

stado atención, esa e

un poco el

engas a saber. Nita yo no era e

en la lista… y la chica que

ndaria durante años… pero, e

uedé

te preguntaba si sabías quién era la

e recibía constantemente. ‹‹Tú ocultaste eso para

e momento. Pero aun así te di

luego

a de calmar todo eso que sentía. Mi cuerpo estaba temblando y las lágrimas no cesaban. Dolía,

n unas

as seis de la tarde. El cielo estaba oscureciendo y me dirigí hacia el auto. Introduje la llave y esa vez sí encendió.

pregunta rondaba en mi cabeza, algo

a, luego iría a casa. Mi tel

celular en la oreja izquierda y lo aguanté

á hecha un desastre y hay sangre

gre en el piso fue que ayer me corté la mano —dije sin más nada que agre

cía mucho tiempo no escuchaba

toy manejando. No me esperes despierta. —Me importó muy

alie

gregar, simplement

a mi madre discutir. Encendí la radio del auto y sonaba mi canción favorita

special. Yo me reí de lo loco que se puso ese día. Comenzó a cantarme esa canción y me entregó una rosa de papel que ha

mo Sebastián comenzaba a confesarme cosas (y yo creyendo que era perfecto), en c

er el pueblo completo y sentirme un poco mejor des

is brazos alrededor del volante y asenté mi cabeza en él. Sent

yos eres, Se

el vo

Ese era el único lugar donde me sentía bien. ¿Por qué nadie me dijo que

confundida. Encendí el auto y r

s. Las luces de las habitaciones se encontraban encendidas y el silencio se hacía presente. Antes de llegar me

de la mía, después sus padres decidieron

na. Pasé y mamá se encontraba en la sala, sentada con la laptop en las piernas. Volteó hacia la puerta y me vio. Intentó hablarme, yo desvié

arma

año, me desvestí y entré a la ducha. El agua estaba muy fría y dejaba que cayera sobre mi rostro. Cerré mis ojos. Las palabras de Sebastián pasaban por mi mente una y otra vez.

n jean, una camiseta cómoda y un suéter. Estábamos en época de frío

, lo introduje en uno de mis bolsillos

ncipal leyendo el periódico y mamá estaba tomándose una taza de café. Agarré una

sayuno —expresó papá. Bajó el p

iones a mis padres sobre lo que hacía, ¿por qué debía iniciar en ese mom

y olvidar lo que sucedió durante el fin de semana. La escuela solo quedaba a unas calles de mi casa y nunca había tomado el aut

no había anomalías y aún más desde que Sebast

e encantaría poder secar tus lágrimas como antes, pero no puedo.

Seba

olver a ver mi morral miré a Tatiana Martin besándose con el novio de Lisa, su mejor amiga. Ella abrió los ojos y me vio, le pidió a él que parara. Pero él no quería, la volvió a abrazar y a besar,

Martin con Andrés Cruz y me pregun

a la e

a puerta y cuando yo pasé, me m

estar acostum

í a mi c

de lo que ya era. Me planté frente a mi casillero res-piré profundo y comencé a colocar la clave. Volteé a ver la entrada al pasillo, después de unos segundo

s callada—advirtió mirán

gresé la mirada hacia mi casillero y lo abrí. De él cayó un pequeño

guel López no f

. No sabía qué era todo eso. ¿Acaso era un juego estúpido? El

la en el tercer asiento. Miré a los demás con sus mejores sonrisas fingidas, Lisa me miró unos segundos y luego soltó una carcajada sin sentido. Agaché la mi

la esperanza de que Sebast

rta con un papel en las mano

en?—preguntó el profesor

omía y me dijeron que comenzaría

asiento vacío, al lado de la señorita F

ó. Era un joven apuesto, con ojos color miel y una sonrisa algo tímida. No se presentó al resto del grupo. Sim

lases de contabilidad. También tenía que mirarlo en mi último año, con economía avanzada; durante la clase no entendí ni la primera palabra que decía el profesor, solo sé que hablaba d

er mi cuaderno, para ser la última en salir y no tener que soportar

us apuntes de la materia —inform

re—. En mi hoja dice que tú eres la mejor en la cla

o, si supiera que hace mucho que no prestaba tanta atención a esa clase

at Miller —se presentó mien

ero sabes Miller, en todo lo referente a las clases te ayudaré, sin embargo, no estoy de buenos ánimos para dart

ado por un momento me hizo odiarlo, tal vez porque había ocupado el puesto de Sebastián o p

viajara hasta lo que decía el so

? Si todos leímos el informe del periódico, los avisos de la policía y la

lular. Otr

mejor aún, ¿por accidente cayó de un precipicio de cientos

Calle 6, mi nueva,

ba del todo clara. Había cabos sueltos e incoherencias. Tendría que haber estado borracho o

No, seguramente era una broma, como a la que acostumbraba Sebastiá

la secundaria de Belisa

en respuestas exactas y más clara

ré el celular y lo m

eden ser esas

edor, había muc

ía ir de alumno en alumno y preguntar››. Negué c

la mano en mi bolsillo s

sonas están metidas en

. Lindo su

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