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Historia

Capítulo 2 Un joven extraño

Palabras:2377    |    Actualizado en: 22/09/2021

oso. El invierno parece querer engullir los pocos pueblos de este bosque. El vaho que sale de mis labios es mi guía, pues

detienen las copas de vino sobre el filo de sus bocas para observarme. Sé

mesa no tarda en servirme una copa de vino c

u próximo movimiento: s

por aquí,

os labios

ro. El sabor tan amargo moja mi lengua, baña mi garg

pero no expulsa duda. Está t

que los cazador

vez haya escuchado sobre él. Es el más viejo. Porta

tras oyen atentos. Eso no m

es el

vacío en la

o. Lo hallaré y

tiran. Algo en mí, cruzando

uizá se encuentre con e

tener muc

rotejan en su caza. Los tro

s monedas y, sin que deje que la sorpresa

eran que la progenie del innombrable estaba just

llo irritante el no encontrar ningún indicio de esas pestes. Me deshago

una foránea

nríe con gentileza, pero no aparta sus ojos

males, sí,

ebes cerrar el corazón a su desesperación y su sufrimiento. Es mejor que

re cuando me dio lástima matar un ciervo, luego a un ladrón. S

az

rece eufórico y esa no

n casi todo, además, no debería estar aquí, no se ponga en pelig

o la c

o solo debemos estar en una cocina o atendiendo el hogar… hacem

o de ellos. Le hago una seña al castaño que no tarda en posar sus rodillas en la nieve derretida, tiembla, aturdido. Quizá

u fin, pero no el mío, porque me haré cargo de sacarle información sobre su otro. Empujo su cuerpo para poner

recho. Hago más presión hasta que por fin me suelta. Sus fosas nasales se dilatan al igual que sus ojos amarillentos por el dolor, sé que en cualquier momento intentará actuar. Sin embargo, le será muy tarde, pues

hablas m

al cortarle en la zon

do. Dame lo que des

r deg hva du

lo, su cabeza gira con dificultad pa

rabillo del ojo me percato del mucha

guerra, deseoso de poder consumir

el temor. Sus colmillos le hacen daño por el cómo aprieta la mordida, está listo para volver al ataque. Esqui

caer alerta a las aves que empr

eo como un trofe

no ha v

soy

izos siguen el cómo la guardo. Vuelven a posarse e

-N

r?, ¿por qué

tia tuvo

nte de emoc

comentan todos,

lbuceos. Sigo

an pequeña pudo de

det

ue vez es mortal

tunidad de confundirlo no dudaré en hacerlo. Suelto la cabeza que rueda a su di

e haré cargo de un mocos

e con mami —mascul

tengo

r la mentira en su rostro,

ien tan débil en

al tragar, aquell

No seré un cobarde

rán ante un niño débil, jamás lo har

olo soy el hijo de un herrero inútil que

o ante su d

ro ve

ro. No alimente la ira y el rencor con

las vuel

de gra

na en mi bota en es

. Observo las nubes agitándose, listas para descargar su furia en nosotros, pronto la lluvia reinará y me dificultará

no quiere morir tan joven antes de tie

mi aventura de

de pies

ispuesto a valer

e prot

unos momentos sí lo protegeré. Pero le enseñaré; cuando esté prep

mejillas por tanto

enga en mis manos p

Dejo que siga mi espalda sin

mos que parar. Así que esté p

aquello, prefiero el silencio. Creo que

al sol y se ha puesto en el centro del cielo estrellado, enigmática, redonda y más luminosa que antes

raremos con muchas aldeas, pero no

no he de

luego traicionan, matan o debilitan. En este mundo nadie puede ser bueno en su t

e asesinar a una

o que está a mi lado con mis dedos, la abolladura en la fina madera será una seña

nte? Quizás esa persona que

tó a otras que ha

árbol que marqué, pues no deja que la lluvia traspase sus hojas. Empiezo a frotar dos piedras que no tardan en expulsar unas cuantas chispas, pero no las s

aci

tura de su barbilla. Echo hojas se

dre me

o que lo

jor; tal vez tiene diecisiete por su cara alargada desprovista de arrugas. El

verdad que era

o sin

ñó a defenderme en una soc

ce bien l

n el suficiente raciocinio para poder capt

entrenar, aprender y esforzarme lo suficiente para ir a la búsqueda de mi padre. Sin embargo, los dioses están en mi contra, no aprueban mi plan, por ende, he vu

arma sagrada que perteneció a un dios muerto. Con ella me defendí y logré salir de ese infierno. Desde entonces, dediqué mi poco tiempo en huir, perderme. Ahora un jovencito que no sabe el verdadero peligro sigue mi espalda como un ca

s párpados

e mis ojos vuelvan a captar su rostro—. Necesita nuev

ien un arco —

ro para buscar más ramas secas.

lia de vez en cuando. No soy tan b

sentarme de nuevo. Me cubro más con las p

dré en

s formas con su dedo sob

lo ext

esde que mi papá desaparec

rtará ni derramarán ni una sola lágrim

ojos, el su

e nadie lo sep

s de mi boca más no

o. Ser solitario

en el suelo resguardado por las

pendiente de n

a las órdenes con rapidez,

to, me ll

espaldas, no quiero entrar más en el tem

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