img La Biblia de los Caídos  /  Capítulo 8 VERSÍCULO 8 | 50.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 8 VERSÍCULO 8

Palabras:4595    |    Actualizado en: 13/10/2021

eor que un vampiro. Tú no robas la sangre, Gris, tu juego es infinitamente más peligroso, te atreves a comerciar con almas, como hacen los demonios. Practicas las artes del inf

mpide valorar un alma como lo que realmente es. Ambicionas una para poder comprender, saber qué es la vida. Algo que desconoces porque en realidad estás muerto. ¿De qué otro modo clasificar tu condición? Y por ello te despr

a cada centímetro de su cuerpo, moverse era una tortura. No recono

brillantes, sinceros, pero no podía

aber la verdad, Sara

os a una habitación para que pudieras recobrarte a solas. L

a levantarse, c

tiempo

de Sara sonaba triste—. Para eso he venido. Me ofreciste una prueba, una muestr

. Tengo que saber si puedes venir con nosotros,

ces dud

e es capaz de soportarlo. El anterior rastrea

, lo sé, les he oído. Incluso Miriam dice haber coincidido c

tras motivaciones. Ellos no

r qu

n normales. T

res de

ti, pero no son personas normales y corrientes, ya lo irás com

son tus amigos? ¿Te aco

que puedas imaginar. No, no son mis amigos. Y sin embargo tal vez sea

Es cierto que se nota que os conocéis desde hace ti

die más pu

o supo qué decir ante aquella afirmació

que te acusan? ¿Un monstruo más parec

hay de

cambió, se apagó y

n toda seguridad, no esperaba la anterior contestación del Gris

r cosas increíbles, algunas de ellas, terribles. Si decides no acompañarm

dirás toda la ve

hasta do

un momento

ese modo? ¿Por qué no replicaste a M

oy un monstruo. Hay mucha gente qu

xtrañara. Pero aun así, ¿no te molesta q

ijera que no lo soy? Nada en absoluto. Di

testado a m

espera! Déjame terminar, y escúchame con ate

as. Tenemos que vivir de algo, pero eso

o importa, es comprensible. He visto esa expresión muchas veces, demasiadas. Así reaccionan las personas ante mí, con rechazo, con desprecio..., con miedo. Estoy acostumbrado, es parte de mi mundo afrontar

e. Va en contra del código, lo sé muy bien. Jugar con el alma de otra person

Una idea empezó a f

o el Gris confirm

¿cómo es

sepan algo, pero así es. El tiempo apenas tiene significado para ellos, pues son inmortales, y por ello decidieron investigar mi caso, no precipitarse

de cerrar el trato contigo. No quería ofrecerte su alma sin que alguien

is as

conoces la razón de mi rechazo a la luz natural, pero él no. Solo ha escuchado cómo me comparaban con un demonio roba-almas y no le queda más remedio que aceptar el precio par

ara contemplar tu situación, no debería preoc

as tu inmortalidad? No, no lo harías, lo sabes muy bien. Al menos, no

ición? Si hablaran de ti al mundo oculto, si la gente te conociera c

réntesis hasta que averigüen la verdad, y puedes estar segura de que lo harán, es solo cuestión de tiempo. Es una forma de mantenerse neutros ante una de las escasísimas situaciones que no controlan

ienes alma —

i camino es una carrera. Debo alcanzar mi m

meta? ¿Qué obj

i decides acompañarme lo sabrás, te lo prometo. No

Es una tontería, pero cuando algo se mete en la cabeza, no puedo ignorarlo. Y esto lo tengo atravesado desde que escuché algo antes, a los demás. Hablaban de ti y de mí. No saben por qué me has pedido que me una a vosot

*

to. Nuestra amiga está cuidando de él. Se ha puesto un poco tontita con lo de permanecer junto a su cama. Tierno, ¿verdad? —Hablaba para sí mismo,

e la habitación. Mario y Elena observaban con gesto preocupado, mientras el abogado del millonario tomaba aire en una de las ventanas

la habrías visto perfectame

ú vayas al infierno, ya me contarás si te atreves

ya está —d

del círculo de runas y Diego por

azadora mirada de Elena—. No era mi intención... En realidad no es tan... Mi

se había separado de Mario y avanzaba hacia Diego con la mano alzada—. No le hagas caso, E

marido tenía la vista enterrada en el espantoso ser en que se h

o el niño sonriendo a Miriam. Soltó un bostezó

s a empezar a portarte como un buen chico. No querrás verme enfadada, ¿a qué no? Ya

cho, te lo juro. Es un placer difícil de describir, como cuando un profesor te castiga y luego consigues putearle delante de todo el

ego palideció. Miriam no pudo esconder s

ún pr

o. El abogado estornudó de nuevo, dos veces

eguntó el abogado

ó Diego—. Estás acatarrado. No q

ebre. Es solo un poco de frío po

. Ahora mismo ese cuerpo rechoncho tuyo es un criadero de virus y bacterias. Si no te lar

meó el hombro—. Solo es un estornudo

a, y le pidió al abogado—: Es m

Esto es absurdo —s

le conozco —explicó Miriam—. Lo siento.

iraba a Diego con una mueca de desaprobación. Elen

resó al rost

vecharé para examinar a la niña —dijo escogie

inclinada a un lado. Su pecho apenas se movía, pero

es —le advi

ca es porque la habéis esposado. Eso es lo que hacíais cuando entré, ¿no?

uesos brazaletes de plata. Tenían grabados muchos símbolos

ex—. Aún no sabemos cuá

estazo, tío! Huele peor que el espectro que expulsamos de las cloacas hace seis meses. ¿Te acuerdas? Aquel

iriam—. El físico es lo de menos en es

ierno. —Diego acercó más la cara, a un palmo de la

gritó Miriam—. ¡

acercarlo, casi tocó la mejilla de la pequeña Silvia. Miriam le lanzó una mirada feroz y el niñ

ío... —rabió

azaba con arrimar el dedo

Y si la toco en un brazo? Siento curiosidad. ¿Qué sucedería si meto la pata con un demonio en presencia de una centinela de tu categ

cababa de abrir los ojos. Diego gateó hacia atrás, de espaldas, a un ritmo frenético, como si el

nó Miriam, sac

niño? —rugi

ta medio corriendo, medio gateando—. ¡Maldición, no se

Miriam—. La he cerrado yo. No vo

Abre y déjame s

N

la ventana —d

x, contrólale. ¿Pero qué haces? ¡Ve a p

niña abrió la boca superando el límite de la mandíbula. V

del infierno, saltó y falló, se estrelló contra la

tembló, pero las cadenas resistieron. Miriam se relajó y volvió a

de rodillas y enterró

a la de Silvia. Una voz dulce y desvalida—. Me has en

se iluminó—. ¿Eres tú, hija? ¿

la niña—. No me siento

dos pasos,

iño. Esta gente ha

oy en

ro no e

rieta. Quítamelas, papá. Llévame a

am—. Es un truco. No

e su mujer. Elena no se había movido, permanecía c

gura? —pre

inela a

nte. ¿Crees que el demonio se ha ido

ra cierto. Mario no dijo nad

De qué habla esa señor

—. Os confundirá, no la escuchéis. Todos deberíamos

, te lo suplico... —sig

ncontraba su mujer. La centinela abrió la puerta. El abog

sido ese

—. Que descansen, lo necesitarán. Y tú, Álex, recoge a

rdenes, Miriam. N

a Diego y no me has explicado cómo pudiste llegar antes que yo a

a mano al mango del martillo—. Cuidado, Miriam. No te metas en mis asuntos, te lo advierto.

cuidado de no tocar a la centin

e está

ó al niño a

veía desde hacía un buen rato—. Se habrá

abitación. La centinela cerró la p

o alguna hemorragia interna. —Se palpó todo el cuerpo con ansia—. Tendré q

riam, asqueada—. Te está

¿verdad? Mi tormen

ción. Diles a los demás que nadie intente en

as?¿A

oy a entregar al Gris a los áng

*

os que

quina, de las sombras,

a, aumentó la luz. La oscuridad ret

streadora miró a la puerta, estaba cerra

acercó a

que habla

ncorporó con

rado del todo —dijo

—la cor

en el Gris. Ella no importaba, solo era un est

e encuentro mucho mejor —añadió a

nó la habitación. No pudo evitar lanzar a Álex

olas—. Ni siquiera sé por dónde empezar —masculló. E

Miriam? —pre

ingún gesto. El tono era el acostumbrado: indifere

l mientras el Gris comprobaba su pierna derecha.

e la esperabas —razonó Álex—. Si

que la envi

rodilla no aguantó, ce

dijo que estuviste presente en la muerte del án

contártelo todo.

cama y se masajeó la pierna

e ocurra darme la espa

te gusta el modo en que lo hago, pero eso n

ué pasó con el demo

nfié. Esa niña es muy f

sintió—. Pues no me digas que te equivocaste, esas runas son muy senci

inclinó

Ese demonio me ocultó su

r ido solo. No tienes derecho a ex

fica cómo debo vivir mi

escupió Álex—. No sabes

del Gris

jugando aquí soy yo, no tú. Cuando lo arriesgues todo, como hago yo, po

echa algo por la rapidez con la que llegué a tu lado. Tuve que hacerlo para salvarte, fue por

a frente, dejó de masajea

hubiera arreglado sin ti. —Dio un puñetaz

bos, no es tonta. Y fue por tu culpa,

o, pero la próxima vez, manten

manía de hacerlo a solas. Y seguimos de una pieza porque tuvimos suerte. Si el demonio no hubiera estado centrado en ti

rirá. Y en cuant

est

tro. No podemos preocuparnos de estas chorradas. Tenemos cosas más importantes que hacer. Miriam te va a llevar ante el cónclave. Va

s absurdo, nadie puede hacerlo. Solo los demonios más

l tono de voz—. Por eso necesitamos tiempo para

ero que vuelvas a interferir. Sé que intentaste matar a la chica, no solo salvarme. Querías acabar con ella para que nos fuéra

s y el cónclave. No se reúnen para darse palmaditas en l

sas hacer pa

ecesitamos tiempo, y como puede que la centinela me haya des

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY