migo habla con una mueca aburrida y al mismo tie

o mis pies por debajo de mi

ue solo oigo c

sándome una barra de chocolate fuera de su

dole importancia, saboreando el delic

etándome con su mirada inquisitiva. Trago fuerte al percatarm

undida—. ¿acaso tengo que faltar al trabajo

toda la tarde

ndo una explicación coherente, rodeo el silló

chado? —sisea ofuscado,

los, pensando que hacer—. Pero necesito que me lo repitas pa

ofrecido a cumplir con mis necesidades —

estoy centrada en buscar una excusa, es

o entusiasmado—. ¿Podemos hacer el del veinticuatro?—indaga como niño, con los

la propuesta, hasta que caig

fla y se la tiro. —¡Cerdo cochino, aprovechador! —excl

ome, mientras que se pone de pie prepar

e distraer en pres

i otra pantufla, a lo que él se dir

*

con mis piernas encima de las suyas, se levanta de un salto cuando la e

lo yo lo escuche—. Avrilita —saluda sonriéndole, como él sabe

elve a marchar, se encuentra en busca de tr

el alma, la mugre de mi uña, el autor de mis ahogadas en la playa, mi verdadera media naranja, él único que piens

ciar mis días donde la depresión y l

Se mujer y ve a traerme algo de comer —me empuja con su brazo,

se haya rajado algún lado—. Vuelve a empujarme y me aseguraré de

—. ¿Y qué tal la

? Yo no tomo, ni sal

lidad de que

pu

rmando una gran

ntal es obra de burla. Voy

se a la cocina, con una sonrisa de victoria en sus labi

amigo no es de los que son estúpidos y a la vez ad

regresando, con la bolsa del pollo q

ntando atrapar mi bolsa

do de un lado a otro —porque yo no veo a nadie

a lame para evitar que yo se lo quite. Todo

nlo en el microondas —inquier

e imp

gar para mirarme enojado sabiendo lo que viene—. Si ticti iri frii il iguiil qui sis pilibris quiindi mi diji: yi ni ti quiiri, siimis imiguis —recito b

rra cuando t

guiño el ojo y me retiro a la co

quiere! —grita pa

o comiendo! —replico

*

do tengo mi día libre, Josué me acompaña por toda la mañana, tarde y noche hasta la llegada de mi papá. Papá es profesor

so 13 —pide masticando palomitas de maíz

anzo —, muestro como las puntas de mis dedos chocan este, que s

hacho no te toma en serio —

filosófico

arco una ceja confundida

tuyo que soy, tengo el deber de hablarte con la verdad. Y eso me lleva a

l ceño fruncido, con

fico, sabes que su actitud prepotente me hincha las pelotas de la manera en la que te trata, pero tú lo acostumbraste a eso, y aunque no tenga dere

ca no tiene un m

al muchacho para después no dejarte

es abierta, mostrando la figura de mi hermano

as 6:30 y son ya las 7 —recrimino, como la hermana celosa y protectora que no soy, he de recalcar que s

ialas — dice soñador. Le meto un codazo en el estómago —

en niñas —farfullo cruzando mis

o cumples 15? —p

su maleta a mi costado y cogiendo en con

e —la hemos visto varias veces

N

¡MAMÁ ALEX RECIÉN LLEGA Y NO SE CAMBIA EL UNIFORME! —grito a

madre acercarse. Rápidamente cuelga la mochila a

a cambiarse o quiere que lo mande de un patadón en el culo —advierte m

aplaudir

e felizmente tu hermano menor te quitó tu segundo nombre pa

ención. Ella impone respeto, temor y mucho amor por lo gordita que es. Siempre que la comparo con un osi

r con el sueldo de papá. Claro que ella también ayuda, pues como pasatiempo le sirve su laptop y un vaso de gaseosa desde la

a que podemos formar, nuestros dos tesoros

o Josué, al ver como mi mamá y mi herman

qué lo

etito plateado y cuadrado que descansa enci

r en par al darme c

le un manotazo para que se apure. Si mi madre o mi

ue desaparece cuando lo mete a su bolsillo—.

erga —respondo acomodándome

no era el adecuado pa

errando mi vista como diciendo ¿Qué demonios? —Bueno, es un aproximado, pero si

escucharlo, luego recuerdo

del 24? —maldi

nsancha a una arrebatadora—

cir que adorné con mi pu