img Una Soltera en Apuros  /  Capítulo 2 CAPITULO 1 | 11.76%
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Historia

Capítulo 2 CAPITULO 1

Palabras:2568    |    Actualizado en: 09/11/2021

ala d

eles, C

BR

notar que no me encontraba sola;

me… «helado», que había saboreado anoche. Suspiré sonriendo y luego sacudí la cabeza para regresar a la realidad. Ya hab

ra la típica charla después de una noche que no significó más que sexo, y sabía de sobra que los homb

cabeza. Recogí mis tacones, mi pequeño bolso y busqué co

e se hacía tarde y la be

ó a removerse y entré en pánico, por lo que caminé de pun

por las escaleras los tres pisos que me restaban para la salida de aquel

ntentando verme lo más decente posible. Al llegar a recepción, todos se me que

, y solo levanté el mentón

una mujer después de follar», murmur

? —preguntó el p

gracias

me en el coche y marcharme, pero una voz

en se trataba—. ¡Sabrina, aquí estoy! —volvió a decir y elevé la vista hasta el balcón de una de las habitaciones del tercer piso

ré quien eres cuando me enseñes la braga! —respondí en voz alta, caus

n ojo al portero que no se veía nada mal, y

a hora y faltan treinta minutos para las ocho. M

llegamos a la revista donde trabajaba des

sta, mientras le daba un billete de ci

a la revista, mientras Nina, la chica de recepció

n ángel

porque hoy está insoportable

té, arrugando la nariz mientras agu

preguntado por ti cuando ll

, mientras bebía

que acabó su turno; mejor haz algo

ojos y

—me monté al elevador y Nina solo negó, c

día, ya nadie se volteaba a verme porqu

y mi compañera de sección, me t

urré y ella m

arme de ropa. Extraje de la bolsa la falda tubo color negra y la camisa

aga», pensé, mientras salía y me acercaba al

e y me hice una coleta alta, enrollando la goma con un me

jar el tono. Delineé mis ojos, coloqué un poco de máscara en las p

sma mujer que llegó hace mi

tocador, sintiendo como el fresco llegaba a mi entrepierna.

cia me lo había en

fé, relamiendo mis labios y cerrando los ojo

Alina, quien estaba sentada d

dificio. Los escritorios, dependiendo de la sección en la que uno laboraba, estaban coloc

oración era exquisita; cuadros de modelos, diseñadores, obras de arte, sillone

s de temporada, donde redactábamos artículos sob

dí, mientras encendía

o un cerebrito, pero no puedo qu

ría un ocho —repli

s para esta no

en casa de mi padre. Dijo que tiene algo muy impor

unset LA. Tengo reservaciones y unos ami

voy a casa de mi padre, las cosas se pon

hasta que mi dulce jefa pidi

retaria me pidió que siguiera,

musité, ingresa

apenas martes, por Dios! —sermoneó sin verm

ecido? Bien, gracias Lina, ¿y tú…? —r

istosa conmigo y s

ba asiento. Lina dejó sus papeles, ent

la cena, en casa de papá —dijo conci

ometí a Alison que

rás con todo esto, Sabrina? —preguntó y fruncí el ceño—. Las fiestas, embriagarte y acostarte con cualquiera… —explicó y solo miré el tech

e de pie—. No te atrevas a recordarme algo que es

l, Sabrina. No tienes por

deseo tener. Si no tienes más nada que decir, volver

Tus compañeras se han quejado de ti… llegas tarde y con un aspecto deplorable.

ulo… —respond

fa es tu hermana, y que si no tomo cartas en el

ue sig

do, ambas perderemo

qué y ella sonrió, poniéndose de pie y caminando hasta mi—. Has rechazado formar u

a por mi puesto, Sabrina, y en los negocios, la bu

aré que pierdas el trabajo d

de decir que renunciarás, promet

in

ese juramento —las lágrimas se asomaron en mis ojos y en los de Lina, pero pronto recompuso aquella imagen imponente de una mujer de hi

lo di media vuelta, ma

no quería volver a pasar por lo mismo. No deseaba enamorarme, entregarme y que me lastimar

critorio y Ali

nos conocemos desde que usamos pañales…

de mis constantes llegadas tardías y han amenazado

se han creído? —dijo indignada y entorné las cejas—. Lina p

y otras editoras que quieren su puesto y la cuest

tes del amanecer para que no llegues

dad que a veces

qué lo

al igual que deberías de hacerlo tú. Ya

guarme la fiesta tú también, que para

e y un buen hermano. S

con cosas demasiado difíciles, Sabrina. En un segundo, ha cambiado todo el futuro

cosas para nosotras —dij

, para ser felices. Aunque… son un mal necesario si hablamos de sexo —compuso de nuevo la fachada d

*

en vivía en Montebello; una pequeña ciudad del Condado, a unos trece kilómetros de la gran ciudad, y donde

ue decidí no volver en un tiempo. Han pasado cinco años, y c

ero las malas lenguas decían que se había mud

ue solo había sido todo culpa mía, por no haber querido ace

conduje hasta aquel lugar que me traía muchos bellos recuerdos, per

n lo había hecho y saludam

buenas hermanas y nos adoramos —le había susurrado al oído y ella so

odas de nuevo —dijo mi padre, sirviéndonos vino e invitándonos a sent

ha llegado? —preg

legaría sob

nté de nuevo y ambos negaron, hasta que

se puso de pie, entusiasm

ometido esta vez? —preguntó

había decidido yo, hace ci

rdo. Lo único que nos falta es qu

hasta el jardín, su ro

pregunté de inmediat

nos volteamos a mirarla, mientras ella corría práct

na? —saludó Lin

—acoté, imitando la acc

or… —resp

á, cruzando sus mano

dando saltitos efusivos, y las dos nos miramos,

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