img Achocolatada - AMARGO PLACER  /  Capítulo 5 -5- | 10.64%
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Historia

Capítulo 5 -5-

Palabras:1199    |    Actualizado en: 09/12/2021

rio a punto de quebrar. Pueblerina, grosera y maleducada. Eduard sonreía al imaginar lo divertido que la pasaría su hijo domando aquella fiera. Porque si era com

a ser lechosa en zonas pocos expuestas a la luz. Usaba un camisón de flores beiges y botas de montar, en otra pijamas con un logo infantil estampado y en las demás montaba a caballo con botas, shorts de jeans y una camiseta negra. Su cara era seria, el ceño fruncido y los labios en forma de pico como quien regaña a un niño pequeño todo el tiempo.

a al frente en ninguna imagen y la respuesta era obvia: ella no sabía que estaba siendo fotografiada. Y el hecho de que no posara, que no fingiera un cuerpo exuberante- que a ciencia cierta lo tenía de manera natural y voluptuosa- ni usaba

pestañeó mirando a su contador quien

ofendido hombre continuó con su aburrida charla sobre las finanzas de las inversiones q

s tarde en la Jord

hijo?- sonab

importaba joder a su viejo

. Interrumpes- eso sorprendió a Jordan qui

tá tod

eguido que Saúl aceptara. Era definitivo: Emira era su pro

n beso tuyo la despierte- dijo venenos

e aquella mujer, aunque su padre se hiciera el d

se enfrentó por el amor a una preciosa mujer que se entregó a él. Hombre que juró vengarse y que volvió, 20 años después. Prometiendo ayudas a ca

levaba en sus manos un florero bonito con Cayenas que adornarán la apagada oficina de su marido, cuando sorprendida encontró a quiene

ica por doquier cuando notó que Saúl firmaba algo con cara larga

asustados al verla em

ó que no podía respirar. Su pecho

ar que escuchó la voz de los dos únicos

e cristales se encajaron en sus piernas porque Eliza estaba desplomada sobre el suelo. Parecía

llo desarmando el apretado peinado que se hacia habitualmente ella fue depositada sobre sus almohadas, a Saúl le

No quiero que Emira sepa una palabra sobre esto. ¿Me escucharon?- las nerviosas mujeres asintieron bajando la vista al suelo- Si mi hija p

ayudaban en la casa a cambio de comida y techo porque en la chocola

al capataz que se asomaba en la puerta con l

dijo el hombre mirando

er en ese estado. Miró a las jovencitas- Aho

n a coro saliendo

jo con odiosidad al baboso eterno enamorado d

unto al rincón de mimbre y justo en ese instante un aceler

andose a la vez. Compartiendo la.preocupación de saber

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