todo y concentrarse en escuchar a sus amigos l
miró a ambos mientras movía sus dedos al
o es gracioso, si mi padre te escucha se lo tomará enser
ni está — Celia ar
para que te resuelvan lo del cambio
estro pequeño almuerzo — exp
egra ve
a paz — Celia le brindó
aría en cuanto viese a Santiago quien ha cambia
i en verdad ella quería superarlo y empezar de nuevo debía sacarlo de s
e hizo un gesto de dolor, nadie respondió ni abrió y como
ella y sintió un Plomazo en él pe
ra rápida que sus labios se rozaron sino hubiera sido
cupada — Celia pestañeo y decepcion
diaba era la traición y tenía muy claros sus sentimientos y todo, no era la chica que se enamoraba de su mej
tar destrozada no tuvo impulso de romper cosas, golpear la pared
ero aprendí la lección y es que él
pecho de manera cámara lenta, sus ojos marrones se clavaron e
no podías ser sincero conmigo, ¿qué costaba?, me lo hubieras dicho y te ju
eli
nico que quería saber, él porqué — Celia rascó su nariz
a movimiento y gesto de ella. Apunto de irse la
sarcásticamente — lo sé. Es lo que dicen to
ecretaria, antes de entrar se tranq
risa cuando por dentro estaba de
oline sorprendida. — ¿
s — podías cambiarme la sección de enfermería
erminando él año y sabes perfectamente que los profesores invi
gachó la cabeza para salir decepcionada y deprimida por tener
él incidente — se disculpó Car
no me llaman — con esas últim
fatal, él sueño la vencía a cada momento
us amigos y fue un placer salir ju
— no me siento bien, no caminaré — con una mano en
gues nos avisas — Mike ner
enfermarse al contrario siempre fue muy sana y lo único
amó Sarah al verl
•
ersidad y como los días anteriores entró s
observó mirar su butaca, suspiró
ión — hoy tenemos práctic
tanto, un par se irritaron pero ella n
n participar hoy — informó con su vista en ella quien a
recoger sus cosas guardando todo en su mo
do con vidrios donde había una cama tendida de blanco y objetos al lado como un cuarto de hospital. Todos sentados en pequeños pero
fijó su vista en la hoja entre sus
o. Cerró la boca y depositó su mochila sobre él banco y se paró, llevaba puesto un pantalón jeans negro y un abrigo blanco un poco
bservó mirar él cuerpo asustada. — tranquila — río y ella al f
amisa — orde
sintió como si él mundo dara vueltas, en cuestión de segundos su cuerpo quedó estampado contra él suelo. Santiago quedó completa
ara hacerla despertarla, su corazón latía con fuerza y a la vez se apretaba con sólo verla así para él parecía un cue
piro demostró lo aliviado que estaba. — C
endo él ceño alzó la cabeza. — ¿Q
ó Santiago. — me diste u
za mientras se dirigía hacia él maniquí. — Yo lo siento, pero..
si no te sientes bien — a
e la pequeña habitación con grandes ganas de llorar nisiquiera ella e
a la pared. Santiago al notar su debilidad rá
— informó y salió con ella para guiarla al jardín. Celia no protestó ya que
y bien — le aclaró mirando
o. Ella asintió y él decidió marcharse, Celia
ganas muy grandes de ir y llevársela a su casa para cuidarla se apoderaron de
ue sino fuera grave Celia no llamaría. La buscó con la mira
entre sus manos e hizo que la mirara
me siento bien — confesó Celia y fue lo ú
al hospital —
tos. Aveces no es miedo ni cobardía al contrario es respeto y amor para no lastimar o arruinar al
ike asintió no tan convenc
y Mike tan sensible decidió prepararle una sopa chin
o en la pared, habían unas imágenes más pero no les
arlo — la voz de Celia lo
omentó Mike con una sonrisa torcida y se acercó a la cama para dar
él olor inundó sus fosas nasales quiso sali
os, fue corriendo hacia él baño, se colocó de Cuquillos y vomitó. Sus manos apretaron alrededor del inodor
e la miraba confundido y preocupado por lo cual ella
racias por todo
tro pálido de Celia le indicaba todo lo contrario y dudaba
loca para que se fuera no porque no querría estar con él a solas sino
— cuídate mucho — besó la
iendo todos los recuerdos con una sonrisa de corazón. A su izquierda había una cartulin
por ambas personas, sus ojos se perdieron en l
ibo mejor — lo empujó
profesor — le arre
, además yo sé más de literatura que tú — le rep
ón — alzó él bolígrafo y la
uitaré —
una pizca de espacio que sus respiraciones se
a su cuello. — Me encanta —
omitar la hicieron corr
ensamientos se apoderaron de su cabeza al borde de un dolor de cabeza pero hubo un
o con ambas manos y miró él suelo. — Diosito te lo
tocó, bruscamente lo apartó de su abdomen. — ¡
elular, sus ojos ya estaban cristalizados amenaza
ible mientras sostenía
escuchas bien — respondió Sar
e cortada. Ya había hecho lo que tanto evitó porqué tratar de segui
uiliza té — pidió
oz quebró y terminó sentada en é