ÍTU
presiva, y que tenía una fuerte personalidad más allá de su vestimenta de hombre, mostró un poco de sensibilidad y trató de dar ánimos a las otras; pero Candelaria que tenía poco más de nueve años comen
hermana mayor– murmuró muy d
preguntó en voz baja
Estefana las contó a todas con la mirada. Efectivamente ahora eran ocho. Entonces aquel intento
ana –. Si quieres yo seré tu hermana mayor, y
con ternura a la pequeña Candela
er. Tú sabes que mi herma
efana se le bo
allos y a sus propios sentimientos. Y justo el día en que Rafael cumplió los once años
pequeño pastel de chocolate con una vela encendida al centro. Luego miró hacia todos lados pero la cocina lucía vacía. Hasta que un estornudo delató a Flore
jo la niña tosiendo
ió las mejillas, con sus dedos quitó de los cabell
leaños, tú eres mi mejo
protegida, segura; y Rafael se sentía invencible. Ella pudo escuchar el fuerte
nunca me vas
odo mi
a frente rozando sus narices, comenzaron a respirar nerviosos. Pero su nerviosismo se desvaneció cuando cerrando sus ojos uni
o querer, ni jugar, ni aceptar regalos de otro niño,
s nunca, por todos los días de mi vida. Es más y promet
... me gustaría que mi casa me la hici
la quieres
ntanas grandes por
á ventana
uy grande, donde pueda hacerte
o me gus
rande donde podamos c
y bi
o unas ocho
a vis
... para los hijos
bo irme... – dijo Rafael
or
jos debo empezar a trabajar
aceptar que tal vez ya no lo vería más. Y es que habían pasado ya seis largos años de la partida del niño, y
e de Rafael del robo de algunos bultos de maíz ante los padres de Flores. Don Manuel terminó por
erto, no creo eso de
da –, pero quien iba a cr
or qué nunca m
yo también creía que el mu
ero
visto a Rafael casado y con hijos allá
ió traicionada. No podía creerlo. Pero aunque le inc
se en pie –, tengo que verlo con mis pro
n arranque de valor, la joven desesperada decidió irse a la hacienda Salamanca y buscar a Rafael cuanto a