img ERA EL CABALLO BLANCO ENTRE LA MANADA NEGRA  /  Capítulo 4 Parte Cuatro | 40.00%
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Historia

Capítulo 4 Parte Cuatro

Palabras:1102    |    Actualizado en: 22/03/2022

ÍTU

ria a Estefana varios días después de haber salido de aque

untó Estefana mientras pein

debemos o

Cande o... así so

as la pequeña Candelaria dejó de preguntar por su hermana, pero no fue porque no la extrañara sino porq

ienda de Holanda en el estado de Aguascalientes donde vivían, escuch

sa y alta maleza que crecía al margen del río para allí ocultars

fuertemente a Estefana de su cintura. El relinchar de los caballos corriendo a toda velocidad se escuchab

cimiento. El jinete se alejó a todo galope y con él los gritos y sonidos de disparos se fueron callando. Todo el grupo de hombres a caballo que iba junto a

a, hubiesen tenido suerte y que hubieran podido escon

pertado comenzó a respirar agit

la hacienda de Salamanca en Durango; pues ya no había nada en Querétaro que la pudi

enda sin avisarle a nadie, su alcohólico

en ciertos “negocitos” o apuestas como todos las conocían. Flores no podía creer lo que escu

la joven furiosa queriendo golpear

el tío sujetándo

lores con rabia –. Al

acer algo pos´ eres tú

quiere

Juventina, que estaba muy cerca casi a espaldas de la suya, le había hecho el gran favo

adquirido la hacienda de sus padres si él era un hombre muy ric

y le explicaré, le diré que vamos a pagarle cada centavo que

nana Conrada avisándole a don Asúns

nde vas con esa maleta

recilla...? – dijo el viejo sarcástico –

ar con él –

o riendo y frotándose sus manos –, y

guntó extrañada Conrad

te casas con él y te quedas con esta hacienda... y si lo piensas con detenim

quiso Flore

ntas la mano con cualquier bicoca y

on Asúnsolo, si mis pat

, y tú cállate

do hacerme esto!

arás mucho en enviudar y... Él no pagó mis deudas por negocio o por hacernos un favor... lo hizo por

ada la sostenía. Todo se le había complicado, esa hacienda significaba mucho para ella, no

estaré de regreso. Le prometo que llegando me casar

iejo complaciente –, Conrada vete a la cocina y

n carruaje. Cuando Flores subió, el viejo cerró la puerta y sin espera

onocido, trató de gritar pidiendo auxilio mientras golpeaba la puerta

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