img ERA EL CABALLO BLANCO ENTRE LA MANADA NEGRA  /  Capítulo 5 Parte Cinco | 50.00%
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Historia

Capítulo 5 Parte Cinco

Palabras:1666    |    Actualizado en: 22/03/2022

ÍTU

al igual que todas. Esa tarde sólo había cinco mujeres entre ellas Estefana y la pequeña Candelaria

o habían tenido tanta suerte, era p

en ellas, ni en como pudieron haber sido descu

una podía escuchar nada, ningún disparo, nin

ún así ninguna se atrevió a salir. Decidieron esperar un poco más. Media hora más tarde cuando Antonina se animó a salir, Estefana le advirtió que si hubiese sido un

chó un disparo. De nue

tefana calló su boca como lo había hecho con Candelaria antes. C

eron permanecer ocultas

n viejo amigo suyo; propiedad que estaba a las afueras del pueblo.

es no parecía tranquilizarse pues casi

le claro; ya era hora que regresara a la hacienda donde

Flores así como Rafael, conocían muy bien la casa y más de una forma para salir de la propiedad sin ser vistos. Así que por

lo me urge casarme c

No coma ansias total, la chamaca ya es prá

o tanta vida, me urge tener un hijo c

o tomando dos copas de vino para hacer un brindis con don Narciso –

go de un rato, regresó al despacho y le informó

menzaron a buscarla por todas part

lo furioso abofeteando a la nan

entó sus planes, ella casi podía asegurar que la

a en Durango. Comenzó a pedir información sobre Ra

da la hacienda y el pueblo, pero nad

nda y nunca había escuchado sobre ese tal Rafael Medina – dijo una ancia

or q

ez haya cambiado de nombr

o debe serlo, tiene

lo? ¿Cómo q

s que no lo veo, lo deje de ver cuando é

hombre hecho y derecho. Tú no sabes ni a quien buscas. Tal vez ya te has t

lo que era mejor que regresara y rescatara su hacienda; pero a pesar de que tuvi

sí el joven cumplía su promesa de regresar, iba a poder

nsolo, que al verla le propinó una fuerte bofetada pues sus planes se

Flores –, no era eso lo que

ra con quién? ¿con el fantasma del viejo Narci

ace tres días – le di

a fuésemos millonarios; el maldito viejo no iba a siquiera poder toc

u habitación Flores se sentía a la

ciso; e iba acompañado por un hombre joven, alto y apuesto, de corto cabello castaño, peinado

licenciado mientras miraba con

e con don Narciso muerto... recuperó mi hacienda,

í el señor Constantino Robles y Quijano es hijo d

comentó que nunca tuvo hi

quí presente lo... – dijo el licenciado Rod

pueblo andan diciendo, no lo voy a discutir con un simple viejo borracho... pero lo que si

usted mi señor – dijo Asúnsolo tratando d

uez quiero que a partir de mañana evalúe la propiedad, le pong

ntras miraba todo como algo de poco valor. El licenciado salió

o bastardo del maldito Narciso – dijo Asún

ecido cerca del recibidor, escuc

ita ilusionada –, tal vez pueda razonar

un tipo frío e interesado. Y todo lo que busca

er el evalúo del lugar. Y don Asúnsolo no paraba de acosarlo

a puerta de la recámara de los pad

sentía como si les hubiese fallado a sus padres al

ñorita – dijo

Este es el lugar de ellos, si lo de

as a un lado – di

uí al licenciado – dijo Asúnsol

llegar buscando al licenciado vio la esce

a a golpearlo pero sólo lo empujó. Luego ayudó a pon

lla sintió algo muy extraño al verlo, sintió como si lo conociera de tiempo atrás. Para ambos fue c

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