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Historia
Él nunca quiso ser Romeo

Él nunca quiso ser Romeo

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Capítulo 1 Esperanza

Palabras:1824    |    Actualizado en: 25/03/2022

és de "Ella no s

mirando hacia todas las direcciones posibles, esperando reconocer en alguna p

ga, de mangas largas y tela de algodón; lentes de contacto para renovar su imágen, y un

s, no se permitiría descansar hasta encontrarse con el objetivo principal de su ta

su morral, y la otra sosteniendo la única pista del paradero de la chic

inaba adelante, en su misma dirección—, ¿Podrí

a imágen y alzó la comisura de s

oy hacia allá— le contestó la mujer con un tod

o, gr

cielo se comenzaba a tornarse opaco bajo los colore

la mujer al ver la ma

buscando a una persona— contestó Eliot, con esa pronunciació

er del cabello negro, dado que se dirigían a un cent

de mi princesa perdida— soltó una pequeña risa—, he oído que su casti

o visible frente a ellos, Eliot comparó la fachada con la foto que llevaba y fue alivio lo que abordó

da Arantza le hizo al hombre una se

gro perfectamente pulido y encerado, tan pulcro que podía utilizarse como espejo para suelas; el olor característico a alcohol anticéptico permanecía en el aire junto a un atisbo de aroma a cherry, un enorme cubículo yacía en el centro

?— cuestionó Arantza cuando

el castaño con su tomo dócil y sereno—. Muchas g

la recepción con intención de hablarle a una de las secretarias para que le facilitara la búsqueda. No obstante, el lugar a

aba paralizada, pero su corazón bailaba al compás de las melodías ficticias que producía su ensueño.

mágica que lo insitaba a descubrir los enigmas de su extraña y peculiar existencia; y como siempre aparece la aguja que pinc

velocidad abismal, todos al borde de un desespero crítico por

tros de distancia se percató de que todos habían entrado a una sala para

permitió detallar a Mia; se notaba que su cabello estaba más largo, a pesar de estar atado en un moño con un lápiz, su rostro había adquirido más madurez con el transcurso de un par d

través de la ventana, o quizás fue su delirio del momento que se habí

en tiempo real que la chica a había cumplido uno de sus objetivos más soñados, y la amargura de un recuerdo marchito lo hizo desviar la mirada un momento; ¿En serio fue tan egoísta en el pasado como para intentar

a vez escuchó su voz con claridad. Lo único que había cambiado en

onreír, pues no sabía si ella estaría dispuesta a dejarlo entrar una vez más a su vida. Él tenía toda la in

a eléctrica a su paciente para intentar renaudar su pulso cardíaco, lo supo cuando vió a Mia frotar entre sí un equipo médico que sólo

ó pronunciar aquel cuestionami

bre noventa— le con

ida. Mia volvió a frotar los desfibriladores con frenesí, y envió las descargas eléctricas

ó la enfermera con un

pasar frente a sus ojos después de tanto tiempo, ahora amenazaba con salir disparado

ue no notas que en realidad vives en paz, sino hasta que sales de una situación donde una v

encargue del resto —Mia observó el reloj de la pared mien

La doctora Suarez caminó por el pasillo hasta desaparecer de su vista, entonces Eliot decidió echarse a andar hacia

ión del tiempo cuando sus ojos se posaron sobre la pareja que se besaba en la sala de espera; una sensación de abismo se manifestó en todo su

esiones geniunas, los mismos que le pertenecieron a su piel; ahora besaban otros ajenos a los suyos. Esas manos que recordaba cálidas y suaves ahora acariciaban el rostro de otro hombre; las mism

ese momento, porque ella merecía ser feliz después de todas las lágrimas que derramó por las mentiras del pasado. Se sintió igualado por pretender a una mujer que ya había enc

perder la esperanza. Pero no est

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