img Él nunca quiso ser Romeo  /  Capítulo 2 El renacer de las polillas | 13.33%
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Historia

Capítulo 2 El renacer de las polillas

Palabras:2428    |    Actualizado en: 25/03/2022

s no había llegado a su fecha de fallecimiento; pues, él creía que el ins

or que él no protagonizaba, alquiló una habitación de hotel y meditó entre la luz apagada, el

autobús. A pesar de que antes de ella dependía emocionalmente de un recuerdo, Mia con su sola existencia se convirtió en el nuevo pilar de su

a carretera, hasta que simplemente su razón de ser colapsó, como un principiante al

la idea de que Mia sanaría al reencontrar su amor propio, pero e

asa si se trata de la misma persona? ¿Qué pasa si en realidad la amaste desde el princi

n estaba con ella para satisfacer su obsesión. No tenía ni la más remota idea de cuándo nació s

dar a entender que hay personas que pasan por tu vida para romper tu corazón, luego reconstruirlo y a

l verdadero valor de una persona cuand

rtaba si era karma, lógica, o simplemente ganas de joder del destino; él regresaría al corazón de

había mermado, m

*

ue llevaba consigo sufría las consecuencias de esa intranquilidad. Llevaba puestos unos pantalones gruesos de lana, un abrigo jersey unicolor y una bufant

ó un poco al ver a Mia atravesar la salida del hospital con un sobretodo beig

or de las personas se estremece al ver a una persona que significó tanto en el pasado? El tiempo des

con la intención de llamar su atención. Y su tacto calentó sus dedos más de lo q

on voz suave, per

llamaba, su tono angelical y hechizante causó que El

ecíproca, ambos corazones se detienen sin lógica. Las mentes siguen estando ahí y desconectadas a la vez. Luego siguen los titubeos, la lengua se mueve, per

reparó un discurso concreto para el instante; ella estuvo estupefacta por unos minutos que

voz pinchó la burbuja

a creciente se dirigió a Eliot como si también lo hubiese llamado

ás oportuno para evitar un inminente conflicto

ojos permanecían perdidos en la galaxia memorial de las iris de Eliot, esa dond

da a Eliot al pasar por su lado, pero

pregunta, aquello resultó ser

cia, entonces, señaló con su cabeza las bancas que se encontraban en la salida de la clínica. Ante la ace

seaba era hacerle perder tiempo libre a la doctora, Eliot decid

tanta gente. Me harté de rec

ndo que había desechado los reproches durant

de darle la cara, sólo lo cue

sanado por completo —dijo

s rencores y volver porque simplemente sabes que, aunque pase una eternidad, nunca dejaré de ser

las razones,

nece

r que era real. A pesar de que tenían tiempo sin sentir la presen

removía sus memorias—, ¿por qué debería ser condescenciente ahora, si tú no estuviste cuando esta boba enamorada ne

bofeteado por su cordura porque un hada mágica no aparecería pa

la boca para decir algo más, pero la visión de un anillo en el anu

e las manos, se levantó, y se fue sin decir adiós... Com

*

a adrede las llamadas de su prometido. Junto a su celular, estaban la carpeta amarilla que l

a línea de la sobriedad y ebriedad, se preguntó el por qué estaba considerando esos pa

a obligarla a olvidar que ese hombre había aparecido. Per

ente otra vez. Sabía que las mariposas de la primera vez se habían transformado en polillas, pero estas co

explicaciones. No quería ser estúpida de nuevo y tomar al causante de su primer corazón roto como prioridad, pero sus dedos viajaron por sí

e por el tequila, sino por el nudo

n dedujo que tenía ciertas cosas fríamente calculadas. Él no volvería a buscarla, sabía que ella dese

r el tiempo y haberle dado la oportunidad de decirle la verdad aquella t

desconocidos, cada hoja describía un muy buen avance con respecto a su obsesión de depender

Luego de dar tantas vueltas y lecturas a sus avances psicológicos, Mia Suarez estuvo completamente clara de que tenía un

demasiado buena como para pagarle con la misma moneda. Pero ya tenía planes futuros, un protagonista con

ar comenzó a proyectar un tono distinto, cont

yia? —inquiri

estionaron al otro

icio, no regresaré hast

simular un suspiro, Mia pudo oírlo. Pero la mayor volvió a hablar antes de que ella d

ncias que tenía encima de la mesa y trazó el camino a la salida de la tasca. El aire helado golpeó su

e dio cuenta de que aún seguía en la lín

os de casa, Mia... —su voz se rompió por un momento—.

olpe bajo para el conoci

a parada de buses más cercana. Al parecer, ese día el destino se encontraba algo bipolar. Al llegar a la parada, la mujer se encontró

ó en su pecho al pensar en su abuela, quien ya llevaba varias semanas al bor

ta como para concentrarse en sus demonios internos. Entonces prefirió volver a centrarse en Eliot, presentándose en el momento menos indi

enzó a tocar una melodía que conocía más que cualquier c

- Alan

hacia la chica que le sonrió antes de

que tenía todas las de perder. Porque aunque existiera la posibilidad

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