img Él nunca quiso ser Romeo  /  Capítulo 3 Enigma de un cigarrillo | 20.00%
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Historia

Capítulo 3 Enigma de un cigarrillo

Palabras:2579    |    Actualizado en: 25/03/2022

_marin.v@

.nashira@

asu

ones que tuviste al irte. Deseo que puedas superar todo el daño que te hice sin quere

esar de que no puedo negarte que espero que el destino no sea tan mier*da como yo y decida juntarnos más adelante. Deseo que seas feliz y

entir tu ausencia me ha enseñado que fui el sujeto más estúpido de la faz de

dado. Sólo lo escribo como un hasta luego, porque aunque he aceptado tu decisión de marcharte, no digo que no es tent

e digas al recibir este correo; no volveré a buscarte sin antes eliminar de mí

raré que he llegado a amarte res

nashira@

ot_marin.

asu

de que quizás en algún futuro pueda existir algo sano y real entre nosotros. Por favor, no vuelvas a bus

s quien tie

y lo demuestres al respetar mi distancia. ¿De verdad me amaste? No lo sé, y supongo q

lgún dí

ado colocar más peso. Mia intentó evadir esa decisión al cambiar el sesgo de sus pensamiemtos. Comenzó a sentirse culpable a medida que recordaba su compromiso, sinceramente se había olvidado de esa especie de promesa que le

endo parte de dos corazones, el problema era que nin

uy lejos. A Mia le había funcionado la distancia, pero su debil

t podía significar tant

interrumpidos por la voz de su hermana mayo

daré con ella —le dijo y señaló ha

ola palabra, a pesar de que el cansancio era evidente en su

etas húmedas por la reciente llovizna de hacía un par de horas, optó por recostarse de las puertas laterales de una ambulancia. Al llegar al lug

ió él al sentir su a

suficiente respuesta para él

e cualquier cosa existente, literalmente, a cuestionar la obviedad. ¿Por qué los fumadores encuentran al cigarrillo como un consuelo? ¿Acaso aspirar la nicotina es más reconfortante que el oxígeno puro? ¿A

algún momento saltará sobre ti y te convertirá en un exquisito banquete y, aunque tienes

able y hace más daños si aspiras su humo, que si lo sueltas. Los fumadores, aparte de ser prezosos suicidas

ena familia y un excelente profesional. En po

preguntas que quedarían como un mi

nía James Duk

az dependía de la nicotica, cuan

Mia había conocido en si vida, esa fue una de las

un par de minutos, con el ceño fruncido por estar na

a de su zapato y sacó de su bolsillo una cajetilla de mentas para llevarse una a la bo

una pregunta, pero ésta quedó en el ai

y ladeó su cuerpo para que ambos pudieran verse a los ojos—. Me desagrada que la mayoría del tiempo necesites la aprobación de los demás para no entrar en una crisis. Te quiero... Oye —agarró con suavidad su mentó

e la idea de perder a la única figura materna que la había querido de verdad, tal vez lo abrazó para buscar apoyo, quizás para que él no la viera llorar... A lo mejor

le besaba el cabello con ternura. Ella le mojó la camisa con

ltando pequeños gimoteos—. Soy médico, cariño. Tengo conocimiento de que es una situación complicada, sé que hay pocas posibilidades

ranquilizarse un poco con sus palabras y se limitó a relamerse los labios, quitar con los dedos el rastro

a casa? —preguntó

avisé el final de mi guardia, sólo déja

ente, tenía muchos problemas encima, y lo más agobiante era el no saber cuál de tod

*

Observaba con nostalgia los árboles cobrizos por la estación presente, su mirada se cristalizó un poco por el remordimiento que lo embargaba cada vez

como si no fuese suficiente con que su imágen apareciera cada noche en sus sueños

is flores, no de mis raíces... Y ahora que h

tafóricamente, pero igual la memoría le ardía porq

gir las hojas secas «su corazón» en otoño, solo... solo esperaba que se hubiesen reconstruído con la

er y decidió acercarse al local para reconfortarse con una bebida caliente. Continuó caminando entre los demás transeúntes que pasaban aquí y allá, volteó hacia

do notó que el tipo le daba a ella unos cuantos empujones. Se acercó a paso apresurado, s

si al tipo se le ocurría golpearla, pero sintió que debía hacer algo más que esperar por un golpe. Agudizó el oído cuando estuvo a una distancia prudente pa

a tuya! —bramó el tipo—. Vete despidiendo de ella, porque pronto esta

doquier presumiendo tu vida promiscua y actuas como un sumiso cuando llega

o derecho co

que me pa

sí mismo interrumpiendo el

lema tuyo no es —contestó el tipo, sin

ue sigas empujando a esta mujer, y mucho menos voy a tolerar qu

toda la atención de

es o no, imbécil —le dedicó una mirada capaz d

zó la barbilla y se cruzó de brazos para hacerle entender al tip

estúpid

aló, apes

con la cabeza—, la cual no se me va a olvidar ni aunque me revientes la cabeza a golpes. Tú decides si te pongo la denuncia por

ndo Eliot de verdad empezó a pronunciar el serial—. ¡Bien, me

iot, pero no tardó ni dos minutos en

Tenía las manos en la cabeza por la frustración, y respiraba por l

e traerá consecuencias graves. Él nunca se queda sin hace

se había quedado pensativo antes de que ella se alejara, entonces ava

vivo aquí —pronunció—. Pero tengo la leve imp

enaudó su caminata, sin siquiera preocupars

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