img El chico raro de mi cuadra  /  Capítulo 5 Parte cuatro | 41.67%
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Historia

Capítulo 5 Parte cuatro

Palabras:2414    |    Actualizado en: 19/12/2020

ht

y no entiendo cómo alguien puede mantener su sonrisa intacta aun cuando finge prestar atención, pero que en realidad está soñando con Barbie en el país d

o se cae de su silla por la impresión. ¡Lo sabía! Estaba en el quinto sueño. Me apresuro tratando de no llamar su atención y aprovecho que ella está sumida en una amena conversación con sus amigas, mientras muestra sus d

sa y salgo con disimulo. Siento el alivio recorrerme cuando logro atravesar

cha en todo el pasillo me pone alerta. Melinda ríe como una foca con dolor de parto y es imposible que pase desapercibida con esa extr

li

a que me espere. Parece que olvidó nuestra cita de hoy. Camino a pasos agigantados detrás

reo que ha notado mi presencia y salto de la alegría mie

voz de Sandra—. ¿Por qué estás parada

un suspiro antes de encararla. Mi mohín de tristeza es reemplaz

n mi mejor sonrisa para disimular el vacío en el

—me encojo

. Por cierto, en la tarde te envío los apuntes de historia, no sé

atención —refunfuño, pue

como para saber que te dormiste

e bastante, por algo es mi mejor amiga. Ella se despide antes de marcharse, por mi parte me quedo en el mismo lugar y dejo

do que se le olvidó algo. Minutos después, se sube en el carro y se queda al

é nadie está aquí ahora para probarles que él mismo me busca? Ninguno me cree

astaño libre, me miro al pequeño espejo que saco de mi bolso y mis ojos marrones saltones lucen apagados por la falta de sueño. Creo que debo dejar de desvelarme viendo series

o sus ojos azules observándome de una forma rara, es otra expresión nueva. No sé por qué siento mariposas

no comprare

nuestro bebé, a quien tuvimos que pasar a buscar a casa de los Morris para llevarlo a vacunar. Este ser frío e i

comida y el arener

ago los

enes dinero? A mi ent

s me dan

o de sus tíos y algunas veces escucho a la señora Morris decir lo orgulloso que es el chico por ello. Recuerdo que él tenía doce cuando éstos lo a

s pensamientos. Ya en la caja él saca el dinero para pagar—. ¿Por qué rayos cargas todas esas co

bre la caja y busco e

s amigos y le pasa un billete a la chica qu

aula, pues no me gusta verlo allí, pero

l humor por la inyección —me adv

Ashton como si fuera la octava maravill

y yo agito mi cabeza con ne

nerviosa que siento que el cor

gaña, puesto que no me había fijado que seguía negando como loca maniática.

iva, sin embargo, él toma las bolsas y sale del lugar sin decir palabras. Me da vergüen

ando de seguirle el ritmo, pues camina muy rápido—. A ese paso

leando con él todo el camino, pero

nunca has tenido una novia, esta era tu oportunidad de tener una. Si sigues con esa actitud rara te

sa! —espeta golpeando e

omo siempre me ignora. Creo que le imp

e después de unos quince minutos recostada del asiento, me encuentro c

iro a mi alrededor desorb

pregunto confundid

iden las mascotas —informa como si yo

os en un puesto de comida rápida en la calle, hay mesas y sillas en todo el pavimento. Él se dirige

entación que tendremos el próximo domingo y le recuerdo la hora y el lugar. Ese día no le toca trabajo, puesto que Ashton labora cuatro días a la sem

ht

niña parece una cotorra y no hace pausa. Entro a la casa con la jaula y las bolsas en manos

jiste a ese b

ermiso —respondo cortante y sigo mi cam

nimales asquerosos. Solo eres un recogido,

ignoro y eso le

a. Sabes que mi mamá te invitará por cortesía, sin embargo, si eres sabio no te aparecerás por allí. No le agradas a nadie y será incómodo para todos si vas. ¿Sabes? Le co

iro profundo. No es mi asun

ención; pero últimamente sus pechitos han crecido y ya está luciendo como una muje

i sigo allí me buscaré problemas y es lo que menos necesito ahora. Solo serán dos años hasta que entre a la universidad y pueda hacer uso del dinero que me

nero lo pongo en el baño; por suerte mis tíos tienen un baño en

a tarde de hoy me torturan. ¿Por qué pienso tanto en esa empalagosa,

me asomo con miedo de lo que estoy escuchando. Los gritos desesperados de ella me dan ganas de

allí. No quiero que el monstruo la mate. Él se acerca amenazante y yo retrocedo tragando pesado. Levanta su brazo y cierro los

o le harás daño. No lo permitiré. Por él soy c

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