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Historia
El legado

El legado

Autor: Rossetica
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Capítulo 1 prólogo

Palabras:1634    |    Actualizado en: 28/05/2022

muevo —¿Qué más da...? Es solo una noc

rehúso y ella resopla —.Ese hombre nunca va a fijarse e

marillo y pone los ojos en blanco cuando ve mi act

madre y su empresa es perfecta para ofrecerte

inidad por

y aunque no da para mucho, al menos paga los gas

r año y uno de los asiduos al evento tiene en sus man

así como de pasante y la posibilidad de obten

istir a la cena de la noche como si fuera una chica más y no una vulgar camarera, (Todo eso esperando que nad

rse a una mujer y ponerme en riesgo, es peligroso teniendo en cuenta que a mis veinti

egan —cambio mi anterior id

tu noche libre. Nadie lo sabrá y de paso disfrutas un poco de la vida que tant

un rostro angelical y cabello oscuro, que aunque parezca ser más lanzada que yo, su c

me voy a arriesgar a acercarme, es la única forma que veo de conseguir un poco de mi

o una cliente más del hotel, bailando con un hombre que no me ha dejado exponer n

.

esta noc

usurro que me acarici

atestada de personas que no reparan en la pasión que nos abruma a los dos en una zona osc

a música suave de un elegante saxofón —, dime que sí. Regálame esta noche. Necesit

apaz... incap

des

des

y ninguno puede disimularlo

verdes como los míos y su sonrisa cuando asiento, es un regalo de a

mirada y su entrega a esta pas

a desnuda es eléctrico, apabullante... me doblega. Me pone a sus pies y le veo a l

impacto que sus labios suponen sobre los míos a mi pobre cuerpo, que no ag

que solo le estoy dando una noche para entregarle todo lo que hay en mí y que separe con sus ansias, mi cuerpo de mi mente y me lleve a otro sitio, lejos de lo que tengo en el mío. Me derrite por dentro y exploto

n y gimo cuando la tela de mi vestido de satén amarillo cae al suelo y se enreda alrededor de mis tobillos dejándome sentir

ando besos a mis labios y cuando sus manos viriles sueltan los primeros botones de su camisa, no sé s

tu nom

le ayudo a deshacerse del resto obligándole a besarme. Hundo mis dedos en su pelo. Él gime. Yo jadeo y es cuando mi lengua se funde c

so, es demasiado increíble como

era un templo al que le practica algún tipo de religión y fue dejando que su piel y la mía cumplieran lentamente sus propios deseos. Fue mágico y casi de

s almas, pero en ese momento... todo era perfecto porque éramos dos amantes incapaces de dete

ete y sal

ntra mi cuerpo desnudo viéndole sacar billetes de no sé ni cuantos d

s como todas...¿ Cómo

o mismo que conmigo y me sentí

aquella cama y le

s para tratarme como a u

dejo tres mil dolares por tan buen servicio para una mujer inexperta...he oído que la virg

iones de vender algo tan importante como mi in

era demasiado para soportar, retrocedí y me puse el vestido por enci

a puerta y desde allí concluí —. E

a el dinero,

seguía en él y volviendo

venido aquí sabiendo que quería de tí, pero te aseguro que no era e

tuve la peor de las sensaciones y no conté con todo

los hombros y el hombre que tanto me humilló

resente en nuestras vidas y ni

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