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Historia

Capítulo 4 JUEGO DE ROLES PARTE 2

Palabras:2483    |    Actualizado en: 06/07/2022

te de mi nariz con mis dedos y me permito cerrar mis ojos durante algunos segundos. En este momento bien podría estar en casa y en co

mana en casa, es el sacrificio que debo pagar al ser el dueño, apago mi comput

eguramente a alguien se le olvidó apagarlas», llego hasta la puerta y me doy cuenta de que es la oficina de la directora de Finanzas, la abr

se les había olvidado apagar las luces, no

ulparse, no es propio de mí q

mo empieza a guardar sus cosas

Sí, ya

es muy tarde, para que

tomar un taxi —responde

observa durante unos segundos como sopesando

por el piso—. ¡Maldición! —masculla entre dientes, sin agregar algo más, se agacha y se pone de rodillas mientras guarda todo en su bolso, sin embargo, parece que algo ha rodado debajo del mueble, ya que pega su cabeza a

en un intento por no se

xtiende su mano y luego se levanta con una enorme sonri

ecen naturales, sus senos grandes y firmes, su cintura estrecha, sus largas y sensuales piernas, que sin ser consciente de mis actos la

re mis labios e inte

que se encuentra a un costado mío, levanto sus brazos con una de mis manos, mientras la otra hace un recorrid

pero sus labios devoran los míos con tanta intensida

omo la leche (que se siente cómo un pecado no probarlos) cubiertos por una sexi lencería a juego con su blusa, poso mi m

e arrepentiré de lo que suceda en esta ofi

bajar lentamente por su cuello y llegar a su clavícula, con cada beso que le

la en su cintura, observo sus hermosos senos rosados y sin perder tiempo me apodero de ellos, comienzo a trazar círculos con mi lengua sobre su pezón e

argo, con cierta timidez una de sus manos baja hasta la altura de mi pantalón y acaricia mi miembro sobre la tela, poniéndome tan duro que duele de solo imaginar

us labios en un intento por reprimir sus gemidos y me parece lo más sensual que he visto en toda mi vida—. Déjeme escuchar lo bien qu

s senos en mi boca, para después besar lentamente su abdomen, me detengo en su ombligo y paso mi

más allá de sus muslos—. ¡Vamos señorita Colmenares!, ambos sabemos que es una pérdida de tiempo que se resista, ya hemos llegado bastante lejos como para no terminarlo como se debe. —La observo desde mi po

e sus labios, primero con movimientos lentos y después un poco más rápidos, cuando mi lengua recorre su pequeño botón siento como se tensa e intenta juntar

a sobre mi hombro, mientras con mi otra mano la sostengo de sus caderas—. ¡Sosténgase

esando como si fuese el mejor y más adictivo de los frutos, su mano se entierra en mis cabellos y comienza a jalarlos pegándome más a ella, mientras que mueve su cadera con tanta desesperación que me

donde dejo unos cuantos besos, cuando me pongo en pie me es inevitable admirar su belleza, tanto es así

de —confieso con la voz ronca, la tomo de la mano y la llevo hasta el pequeño sillón de cuero negro que se encuentra en su

ela una de sus manos dentro de ellos para proceder a acariciar mi miembro sobre la tela de mis calzoncillos arrancándome un gruñido. Luego baja mis pantalon

bro como si estuviese hipnotizada por lo que ve, se acerca tan lento com

como esto? —inquiero

olo que…

irlo en su dulce boca, mis gruñidos se intensifican cuando sube y baja su cabeza como toda una experta, observo como aprieta su pezón en un intento por darse placer a sí misma, por lo que mi sed de ella aumenta, le hago una coleta con su cabello y comienzo

—expreso con mi respiración agitada, le ayudo a pon

entre así, señor Alcázar —susurra contra mi hombro removiéndose u

ome en lo dulces que son sus labios, lo profundizo hasta que ambos debemos tomar un poco de oxígeno—. ¿Desea que continúe señorita Colmenares o paro lo que estamos

ella levanta sus caderas y comienza a introducir mi miembro dentro de su intimidad, p

tos, observo como sus grandes pechos se mueven con el vaivén de sus caderas, dejo un casto beso en medio de ambos y sin perder tiempo tomo uno de ellos en

para acariciar mi pecho desnudo, la tomo por los glúteos y la cargo h

uñecas y sostenerlas a la altura de su vientre,

sta que sus manos se retuercen desesperadas y cuando siento que su cuerpo se estremece ante el inminente orgasmo que está próxi

és vuelvo a verter mi semilla dentro de ella, suelto sus muñecas y de inmediato se aferra a mi cuello, jadeando y

a! —le confieso besando sus l

no solo hasta que siento como su cuerpo tiembla de frío, la levanto con mucho cuidado y la recuesto en

zándonos miradas cargadas de amor y pasión que aún co

rio cariño —expreso al tiempo que beso los labios de Ame

n poco más nuestro beso—. Espero que el siguiente año me sorprendas, co

e la mano y ambos nos dirigimos a los ascensores rumbo a

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