xa

el bar. A esta hora son solo un pequeño puñado, la mayoría clientes habitu

a cada uno de los hombres sentados en las diferent

iado

ado de

iado

iado

astro del ho

uede verse un mercenario. Hasta ahora, mi investigación se ha basado solo en

s reales con actuaciones inve

cicatrices desde la punta de la cabeza hasta la pu

ada de mi idea

poco más metódicamente. Pero, sobre todo, tengo que desah

abios, jurando entre los dientes mientras un fi

por la garganta, recuperando el e

, ya es un fracaso. Una multitud de pequeñas manch

puse esto. Por lo poco he reunido sobre él, el Sr. Holt es un antiguo SAS, una fuerza especial militar particul

limentado mi angustia a niveles estratosféricos. ¿Es siquiera real? ¿O Sebast

menta un poco cua

:2

enojo, golpeo con mis uñas la madera lacada del bar, at

blo con

e. Me quedan aproximadamente cuarenta segundos antes de que llegue mi

ta en mi silla como un adolescente demasiado curioso, pero lo que veo es a una pareja de ancianos qu

un sorbo de whisky, y veo que estoy a punto de terminar mi

malo después de todo venir a

e apareciese, todo sonris

Sra.

engo en la boca, rociando generosamente

ie

frente, pero "mercenario divino"; es enorme y lle

uantas en sus manos y una en su mejilla izquierda que parece que fue

ntes, debido a que su cara está cubierta de gotas de whisky. Al

rfecto y divino

surro, con los o

suficientemente varoniles. Ante su mirada amenazadora, me acurruco ligeramente en mi asiento. Solo me toma un se

rde nada, el tipo que puede derribar a un enemigo si

e golpea. Pero decirlo obviarlo. De todos m

soy lo que

delicado… No, su voz ronca, tan profunda resuena en mí como los tambores de guer

ermanecer impasible. Desafortunadamente, no puedo controlar completamente

Tengo que ir al ba

cuerpo mientras me pongo de pie c

e escabullen para fumar en secreto. Con el bolso al hombro, intento mantener una apariencia natural y un andar fluido, pero

brir mi blusa, con la espalda apoyada en la puerta. Como si unos p

pasa, Sra

contra la pared, a unos pasos de mí, y no lo vuelvo a escuchar. Obviam

nios es t

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prendien