rad
n, salieron por la ventana, cruzaron un pequeño bosqu
que pudieron esca
el, ahora ve y escónd
ré, much
rac
ron en el coche y se
hora,
e permaneceremos hasta que pueda ver la
que pasó allí? – p
a deja que conduzca, ya cuando est
parec
beso los dedos cuando se los pasó por los lab
a cayó rendida y se durmió. El conduzco
espierta, h
n sonrió. Se puso de pie pero las piernas se le aflojaron
ndo
ria. Ahora creo que deberías dart
- dijo una mujer de med
ias, ella es Aurora
a solo le ofreció una cálida sonrisa - Y la mesa está
rac
ormir, si neces
desc
edes
Aurora aún en brazos hasta el baño de
que te meta
oy te
terrible lo
udas, po
aro
y lentamente hasta dejarla completamente desnuda. Así la tomó en b
rac
ño, sabes que por ti
or primera vez desde
lajantes, te harán sentir mejor – le decía mien
acotó – creí que no t
pero al darse cuenta de que no, iban a matarla y de la peor manera, pues los lobos solemos ser muy crueles. Yo no lo podía permitir, así que maté a todos en la manada y la rescaté. Le dije que era libre de ir donde quisiera, pero la realidad era que no tenía donde. Así que q
traba más tranquila, en el dormitorio para que se
una bata banca con su cabello enrulado mojado, cayéndole gracio
as por
– y mordió su
Di
ntate, serv
ecepcionada. Al principio comieron en silencio, pe
ontarme qu
frecía – Mira, tú me ligaste a ti con esa pócima que te hizo tu bruja, pero no vulneras mi voluntad, yo te pertenezco eso está claro, pero no puedes obligarme a hacer lo que no quiero, esta esclavitud q
é me dice
en contexto d
Bi
naste que me ale
te sent
eterme en esta manda de lobos que planeaba hacía tiempo vengarse de él haciéndote daño a ti. Me gane su confianza hasta que desafié a su Alfa y le gané en lucha así que lo desterré y ocupe su lugar como líd
isioneros y hacerlo frente a t
grande sus ojos, no quería c
XXI siguen haciend
en bestias – tomó otro trago de vino mientras observaba como ella se horrorizaba ante su relato – yo he tratado siempre de mantener mi lado civilizado, por eso siemp
s haberme… - y se cub
al máximo, y luego dejarte en sus manos para que ellos tambi
a de que pudiera haberle sucedido eso. Dilan dejó la cop
e cuentas
ue cuanto te rapté la primera vez no ten
abrazó a él – gracias po
cada vez que lo haga, lo seguiré
te que, como era nueva en este mundo de
s un
as realmente, no el del astillero, pues si bien era yo, no lo era plenamente. Quiero que sepas todo de
Di
ada tampoco, si bien fuiste tú quien me dijo primero que me amaba
, en el calaboz
roja deslizándose por tu piel me persigue todas
ería – una lágrima corrió por su mejilla – era sincera. Yo te quiero Dilan – hi
conoces un poco
darme asco aunque quisiera, p
ca te ha
tu pasado es e
ya ha sido suficiente, ven recuéstat
na manta, observaron el fuego en silencio h