img Más Allá Del Amor, hombre  /  Capítulo 1 Entre lloros y maletas. | 4.55%
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Historia
Más Allá Del Amor, hombre

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Capítulo 1 Entre lloros y maletas.

Palabras:1857    |    Actualizado en: 28/10/2022

añana, alguien había prendido fuego el área de ciencias. Mi aula estaba en esa zona, y vi cómo las llamas

la desesperación se acumulaba en mi cuerpo. Jamás había vivido una situación así

ban en mi clase y los obligué a tomarse de las manos, formando una cadena donde yo

fuera del colegio, escuché demasiadas cosas al mismo tiempo. Los gritos de mis n

só muy

ro, apagaron el fuego y trasladaron a cualquiera que

o el penúltimo padre venía a por su hija. La pobre no podía pronunciar palabra, y cuand

presarse, de aprender, de hacerte reír con solo abrir la boca. Ese era

on mi espalda—, mi papá n

ño más listo de la clase. Él me miró con esos grandes ojo

. Sentí cómo temblaba—. No te deses

miné hacia donde estaba la direc

as yo me limité a oírlo—. Una persona se encarga de

nadie debe saber

on su padre o madre. Ian siempre llegaba al aula solo, tranquilo y d

ti? —Le pregunté con un mal p

ue él mismo iría a buscarle, por tanto, ca

bía tan bien que nadie lo iria a buscar, que cuando l

ente nunca habían suministrado algún número telefónico. Era incr

o se me ocur

u casa y lo dejaré ahí —aseg

ra la expresión de espanto de Ian, que se acercó a nosotras y pidió que no lo hiciéramos, nos lo imp

dad, oyendo el característico bullicio de la misma. Entr

ntenido en secreto. Una simple ´«L´» era lo que se veía en su archivo.Y el innegable

dad, visitamos muchos sitios, preguntamos por las famosas Industrias.

des lúgubres con delicadeza. Sus ojos se perdían en cada objeto del lugar. Para evi

de su puesto, y me arrancó delicadamente a I

igió, apartand

ró al hombre algo que no entendí y se aferró a mi brazo.

—gruñó, extendiéndo

o tenía problema con caminar un poco más, y eso hicimos. Nos adentramos a

razo. Su mirada cambió en ese momento, el brillo le regresó a los ojos.

n y, por un segundo, me asusté. Lo vi entre los brazos de un hombre que hizo girar a Ian. Detuve el paso abruptamente, admirando l

aba en la voz—. Ella me trajo —dijo I

dio hubiese hecho tartamudear a la yo de antes, pero, esta vez,

activado en mí, lo que me in

de su hijo —extendí la ma

nfusa a mi estómago. Nuestros ojos se conectaron, y disti

boca se curvó en una sonrisa. Una radiante—.

pero la vocecilla

tono que me pinchó el corazón—. Por favor, no olvi

s nunca había estado entre mis opciones. Lo sopesé, realmente lo hice, y

la mirada,

lamarlo—. Mi intención no

arra

abarse en mi memoria—. Ian no tiene

eron saber que no debía tomármelas en serio. La cuestión e

r para él, a pesar de que

igo. —Mi hijo ya no tiene

o a ese niño q

sus cejas oscuras y

trae con la pantalla. Entrecierro los ojos, examinándolo. Sus hombros están te

está p

e? —Él me m

esa —su rostro se

, dejándome su plato a medio comer. Inhalo profundamente. Después lo suelto todo, desesperada. No creí

—Abro mucho los ojos. Esa pregu

erece saber de su padre, pero el silencio de ese

vo sus palabras frotándole la espalda

forma en que me mira me oprime el pecho, y tengo qu

ue me lo

o, pero ya no es niño al que pueda distraer con un caramelo. Las

de pie, cruzo el pasillo y asomo la cabeza que da al pasillo de las h

da a freír perdices. Literalmente. Suspi

pued

e he acostumbrado a eso. En cambio, algo no me permite dormi

e la noche. Es tarde. Había pasado el día trabajando, igual

motor. Me incorporo cuidadosamente para no despertarlo. Entonce

está hac

n. Le digo cosas que ni me atrevo a repetir, a

grito que sale de su gargan

a la ciudad solo para ver a su padre. Un

hecho, mi

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