. Sus manos grandes y suaves tecleaban en su portátil. Solo le importaba ter

en su boca de chocolate, por lo que eliminó los restos con su lengua. Una olea

las noches largas. La claridad en sus ojos se apaga, y su cuerpo cede ante la gravedad, por lo que apoya su cabeza pestañeando con lentitud,

uante, dejó una caricia en s

—rozó

ra carpeta. Los lanzó hacia todas direcciones. Tredway trató de alzar la cabeza, pero su cuello no pudo sostenerla y acabó por golpear

—logró articular lu

cajón de su escritorio, y la última pers

a esquina de la habitación,

nivel. En una de sus manos sostenía un almoh

hojas del bastardo —repitió m

a los ojos y sopla sobre ellos. Abrumado por la pesadez que se a

Cánada —murmuró luchan

ocó suavemente su cabeza sobre el almohadón. Sin

ó cuando ya no p

ue después de cerrar los ojos y quedarse do

*

picar lo siguiente que le añadirá a la cena. La voz áspera y apagada del hombre, se mezcla con el que produce el filo del cuchillo contra

ía limpiándose un

n su yema. Él se ofrece a ayudarla, pero

er mucha fuerza sin que me duela —explic

llo, y nota la marca vi

on tres kilos de avena en mi cuel

lular. Varias imágenes de Cánada con su hijo aparecen, también algunas que le han en

fotografía partes de su rostro. Es una mujer hermosa, sexy y fabulosa, pero no es ella. Tras revis

do—. Vine aquí para ver a mi hijo crear una relación contigo, y lo único que

empo —se gira para tomar agua del refrigerador—. Entre E

a y vuelve a guardar el

mbre —bufa descansando

que lo repita. Ella niega, y él hace amago de irse, pero Dian

de Cánada? —formula crea

Curiosa, se acerca a inspeccionar. En la imagen está Cánada cruzando una calle angosta, junto con un hombre que oculta su rostro con su

cuerpo empieza a temblar, el sonido de sus exhalaciones

con fuerza—. Ella lo tiene, lo ha tenido siempre —lág

s sus sollozos se intensifican, pero la

ios, por favor —r

uerza y menea la cabeza, negando rotundamente. Con sus labio

ua un grito en su pecho—.

e a buscar a su hijo y se encierra en la habitación. Su voz no vuel

le tem

ido un qué