yor virtud, incluso cuando pensé que no tenía ninguna. Esta historia fue una bocanada de oxígeno puro, una que vino de repente y sin avisar, sorprendiéndome gratamente cuando me
nes sin salida, hasta que llegué a la conclusión: ¿Cuántas veces debemos fulminarnos a nosotro
cosmos es infinito por lo tanto las posibilidades también lo son. Y es que había estado pensando cuán densa se torna la existencia, vértebras enmarañadas a un sin número de causalidades expuestas de cierta forma gracias al efecto dominó conducido como resultado de nuestras acciones. Debo reconoce