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Historia

Capítulo 2 Welcome to the Jungle!

Palabras:2184    |    Actualizado en: 21/12/2022

ndo urbano de la gran ciudad: Era una jungla, ni más ni m

lidad del pueblo, su quietud y sus tradiciones que ahora me sentía incómoda y hasta fuera de lugar. Caminé hacia el supermercado aferrando mi bolsa ecológica en una mano y mis llaves en la otra, había dejado el teléfono en el loft por el apuro de salir a hacer las compras y si necesitaba llamar a alguien iba a estar en un serio aprieto

quizás borrachos o drogados... y también alguna que otra pros

era un lugar genial para hacer ejercicios o pasear a Fuser. Había un grupo de muchachos sent

ellos, eran cinco y no podía verles las caras—

eguro trabaja en alg

para eso —masculló otro—, per

Eleven pero al menos iba a cumplir su propósito, sólo necesitaba algo para beber y quizás unas papitas y otros snacks para entretener a mis invitados. Entré casi corriendo, las puertas automáticas se abrieron y música de Selena Gómez me llegó hasta los oídos, tomé uno de los canastitos amarillos y ca

os, lo miré y era casi igual a Skinny Pete de Breaki

ento —s

lgo de la tienda. Más me valía apurarme, tomé un par de bolsas palitos

lcohol, metí mi mano en el bolsillo delantero del pantalón y saqué mi tarjeta de débito y mi document

vió a mirar mi identificación como buscando algún

or el lector magnético, mientras esperaba a que la transac

n, suspirando la tomó y metió mis compras en ella, finalizamos la transacción estampado mi

alí por las puertas automáticas y empecé el recorrido de regreso a cas

ez de entrar en el parque decidí rodearlo e ir por donde había más luz, me tomaría más tiempo pero me ahorraría de un segundo encuentro. Esta vez vi más prostitutas esperando por clientes

le noté un acento brasileño, me giré para mirarlo mientras pasaba

rendida ¿descuen

ercaté que todos ellos eran muy guapos y sin duda tenían un físico muy bien proporcionado. Decidí no responder y caminé más rápido con ta

loft y cerré la puerta, había olor a salsa y carne

o respondías —preguntó afligido—. ¿De dó

conocer el departamento y me dejé el teléfono —le expliqué, dejé la bolsa en la mesa de

a? —preguntó, dejó la cuchara y me miró c

o con esos chicos del parque, el olor raro de esos cigarrillos, la gente que le estaba comprando algo ese tipo extraño, los muchachos b

. No, no me blanquees los ojos, Annie. Todavía no conoces la ciudad y no sé tú pero yo no quiero que te violen o te asalten

uana? —

s una

que es la

s de qué te

sumo no está proh

matar? —pregu

. —res

no se dan cuenta si bien es una de las drogas más suaves es la puerta a todo el resto de las adicciones, porque hoy es un poco y mañana ese poco ya no te causa el mismo efecto y le entras a

dida—, ¿desde cuándo hay

r todos lados y generalmente tener acceso a ellos es muy difícil, por lo general debería reco

ndida del nivel de información que manejaba Kentin. Mi

resco— ¡No, en serio! Lo hace para poder pagar sus gastos, su familia es realmen

sexo? —me parecía inconcebible que

pañía, charlar con alguien, ir a cenar, al cine, incluso de viaje,

a, me sentía como una niña de quince años

ntona —rio mientras tomaba u

cinas? —

divertido—. Sabes que la curiosidad

cándole la lengua a modo de broma

y lo sabes! —respond

cuando atend

Allison del otro lado— ¡Ya ll

né el botón para abrirles y

cinar, me miró sobre su hombro con una sonrisa pícara en los labi

con lavar tus calz

ala ere

me lanzó a los brazos con una sonrisa en los labios,

exclamó la ru

iz de verme dándome un cálido abrazo—

garme más por mis servicios sexuales —dijo Kentin riendo, él y Ni

nnie? —preguntó

s hombres deberían hacer filas para est

los que están por detrás mí

quedarse apoyados en la mesada de la cocina y bebiendo cerveza. Nicholas nos contó que estaba muy ansioso porque la siguiente semana com

nuestros invitados contando lo sucedido cuando fui a comprar, mitad riendo y

le dije que le habían ofertado sexo —r

cente, Annie —dijo

de ellos —mascullé, cruzándome d

a directora se enteró y los expulsó —

eso? —le preg

—se defendió la ru

mir, mañana tendríamos un día muy ajetreado acomodando las cosas de la mudanza y K

ia como interno? —le pregunté a mi n

de quedarme o de ir sólo a clases y volver —respondió con

cariciando su n

durante esta semana

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