img A tres minutos de tocar las estrellas V.1  /  Capítulo 2 SIRIUS | 18.18%
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Historia

Capítulo 2 SIRIUS

Palabras:2213    |    Actualizado en: 06/01/2023

*

ón

ual

rtó, odiaba esa forma de despertarme, no

do las sábanas con las cuales me cubría la cara.— Es

ue estoy ¡Yuju!—Dij

igos, ya sabes que tu padre

vantándome de la cama—Así dijo el año pasado cuando

no est

respondi sonriendo para ir al baño a lavar mis dientes—Sabes si ¿mamá te respondió sobre lo de mi f

sta aquí en la mansión, pero que no sabe si podrá v

, extraño serí

e tú madr

s de ella—exclamo saliendo d

f recogiendo la ropa sucia

es que pudiera sali

me miró— ¿Ah

camisa y se la tiraba, me dió tanta risa ver cómo su cara

a habitación tiran

ciera este tipo de cosas, pe

misma edad, pero mi Nana enfermo tanto

todo juntos, a dónde iba yo e

an, digo que comenzó a crecer y a cambiar, en pocas palabras y

para que fuéramos al patio a jugar fútbol cuando ví que

en la cabeza, me dijo que tenía qu

o había muc

res muy t

é, l

, y decían que tener a dos adolescentes en pleno desar

me dijo que sentía cosas por mi, no como un herma

quince años y no sabía nada, yo solo quise corresponderla para

e besarla y me dió una abofetada, eso pasa po

dijo que olvidará todo, y que sig

. Y nos h

idad ella siga sint

ue le digo algo bonito,

las escaleras pa

desayuno—pregunté

el beso de su niño—d

ba ella y la abracé dando

e siente

mo mejor

, pero sabes que viene mi cumpleaños, te quería pedir si podías hornearme

lo que sea, y así Tif hornea uno también para ti—voltea hacia la coc

mi Nana sabía todo lo que había pasado

a que estás perdidamente

ya déja

y desde la cocina— Aquí

gracias,

yo muera, quiero ver a mis nietos—dice mi

ver la reacción de tif pero ella estaba mu

re me a

siento que te qu

un poco, para que no

es pensando en deja

único qu

nciano, uno m

la perder la cordura—Si tú mamá quiere nietos, hay que comenzar a procrearlos ¿No crees?

bes que decir, pero mi sorpresa fue q

molesta

pasa po

a broma

corriendo hacia afuera, no podía dejarla

a en el pati

ola— Perdóname, se que te

e acostumbrado, si

es que te

la que yo lo hago—me aparta de

usta ve

nrisa nostál

mi habitación en busca de mi mochila y

que iba que no se usaba un

la escuela de eso estaba seguro, tome mi mochila

ela Willberg High school, tom

sonas, y sabía lo

s hacia mi, seguram

mi sonri

omarte una fot

ser, es el hijo

protagonizará la nuev

ios de las person

marme una foto cuando una de las chicas

ndo, esta es mi opor

l conserje para

onserje, la escuela era enorme,

ncon

ieza, y antes de poder abrir

guien al

de estaban los nombres de todos

los sollozos habían parado, no creo que

, seguro algún alumno lo molesto,

la manija y a

una chica recostada en el pi

grimas rápido y se

azules, un azul hermoso y debajo de ellos repo

gers—dije enar

espondió la chica l

ba, si es que un familiar había fallecido o tal vez su pareja

onar sobre la vida—me

lorando yo no era ningún tonto, entendía q

ría hace

ía intenciones de decirme nada,

ojos, eso es que estabas llorando—le dije mi

al

a hecho eso?—Y tu maquillaje se chorreo, yo que tú iría al baño a retoc

ido, quería ser encantad

os en blanco—Gra

lar las cosas

No me dejó terminar

como te llamas—con

igo, eso no salió tan bien, pe

literatura, pero aún no sonaba el tim

an muchas personas allí, todos me miraban y

a, no quería esas amistades que solo hab

Argentina, en mi antigua escuela y aún hablamos

imaginar, tenía como a mi

tomaban fotos, otras me hablaban, n

a volve

paso pero el timbre

de mi rango para ir

acerca— ¿Te encuentr

ia la oficin

, la directora de este institu

ñora a

s padres tan famoso, pero quiero que sepas que si alguno te

lando todo con dinero, seguro le pag

egunté jugando con una pelota de golf que

nde nos importa el bienestar de los al

irectora, pero si alguien me mol

o esperaba que este año fuera diferente pero veo que si te

r ser su hijo, yo quería ganarme

un señor de cuarenta y tantos, se

sor Ruppert—dije c

e, lo dejaré pasar esta vez pero la pr

a a est

mi, me senté en una mesa en frente dónde aún nadie

dos mil palabras, ¿alguno quiere levantarse a leernos la suya?—Dice el profesor mirando h

ería—responde una chica morena

acia donde estaba yo—Tu.... Chi

ero, ¿como sa

uera de las aulas así que me imagin

do hacia la cafetería, a

ede estar

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