vocaban una jaqueca terrible. Ahí caí en la cuenta de la caótica sabiduría que nace de la decadencia, pues con cada paso que daba, revivía las malas decisiones que había tomado
me rodeaba; pues podrían echarme a patadas del sótano maloliente y perdería lo último que me
o, la típica dificultad para respirar y las infinitas ganas de llorar. Estaba a punto de desfallecer, de no haber sido por la pizca de amor p
a un olor a orina. De nuevo me dio náusea, pero intenté no vomitar; con ese mareo no atinar
illa desconocida? En el fondo sabía que la única responsable de hallarme ahí era yo,
ar (no se diga decir), su nombre; ya no podía hacerme daño... Ya no más. Y aun así,
mer día de clases debido a que nos castigaron por romper un casillero al in
s juntos los recesos, nos escabullíamos de nuestras casas por la noche, ya que vivíamos a dos cuadras y nos sentába
conducir. Aiden nunca fue un curioso de los automóviles, creo que incluso le
conducir, mentimos a nuestros padres para ir a una carrera clandestina. El lugar era conocido como "El Ar
abello, aquel que mi madre me obsequió en mi sexto cumpleaños. Me arrepiento, pero en aquel entonces quise darle algo para sellar nuestra
mos siendo una pareja del tipo felices para siempre, pero la vida
l Arco", me fui mes y medio de vacaciones a un lugar hallado al otro lado del país. Fue un mes parecido a las películas del típico amor de verano, algo
mente fueron las burlas y comentarios sarcásticos al oído. Más tarde me gritaba en los pasillos mientras varios expectantes reían... a partir de ahí todo se fue a la mierda. Mi casil
i estaba enterado de que su hijo me hacía la vida imposible, pero llegó un momento en que odiaba todo lo que concerniera a Aiden.
o que todos los demás, ella me apoyaba y con el tiempo se convirtió en mi amiga. Hacía caso om
un viaje. La despedida fue la última vez que la vi y no fue una buena; mi padre fue quien resolvió todos los asuntos sobre su accidente. Con ese s
lar. Por un instante no dijo palabra, pero después se acercó lentamente y me susurró al oído: "Esa mierda la tir
lo de la escuela mientras algo dentro de mí se rompía. Fue tanto mi dolor que me di cuenta
abrón con rostro tallado por los dioses, pero que el ser un idiota lo opacaba. Claro, pero no era tan fácil, no desp
a un imbécil, pero ten
ecir que me fui porque las oportunidades eran mejores o porque la licenciatura que quería se hallaba allá.
mucho, así que ya estaba acostumbrada a arreglármelas sola. Me iría y no regresaría, mi padre y yo ya estábamo
sin mí. Ya no sería amiga de la rechazada, tendría invitaciones para las fiestas y se le abriría un mundo de oportunidades. Le deseé lo
contacté con ella. Era cortante, pero me respondía, después dejó de hablarme y finalmente me bloqueó de todas las redes
la primera semana de universidad. Vi vasos de cerveza, cigarros, chicas en bikini y hasta el fondo, casi como si no quisieran ser visto
corazón, me atravesó hasta caer en lo más profundo de mí. En ese momento mi mundo
un cubículo con varias chicas que gritaban desde fuera qu
tomar esa mierda... Pero por un efímero momento, la tristeza des
n un poste y esperé a que el mareo decreciera. Al incorporarme, vi a una persona mirarme a lo lejos. Una figura masculina que fumaba un cigarro y adoptaba una pose desconfi
s di dos pasos y caí torpemente al suelo. Maldito tobillo, se me dob
gradable-. Sé que no es de mi incumbencia, pero n
té la ayuda y me levanté. Delante de mí, me encontré a un hombre alto, fornido, de cabello cas
apenas un murmullo-
sustada, rio-. No te asustes, voy contigo en
izbaja y miraba sin ver a su alrededor. Justo el día que salí destrozada, él fue en mi busca
ar que nadie encontraría jamás. Pero nací de nue
cuento de hadas y los finales fel
e en la historia y espero verlos por el final, el cual me encantó escribir. Los invito a seguirme en mis redes sociales para enterar