entos sobre él, el hecho de ver el amor con que trata a su familia. Ese amo

ora, pero el ver como actúa él con su familia me permite darme cuenta de que si hay hombres que valen la pena. Nunca m

pasar el rato, ya he tenido su

el hombre va en el medio conversando con su esposa, la cual tiene su mano alrededor de la suya, mientras toma

d, ocasionalmente han venido personas en busca de daiquiris o piñ

e a su lado para afrontar esa situación —me digo a mí misma a la vez

arme por esto, pero al no recibir respuesta no me queda más nada que hacer que dirigirme hacia mi apartamento esperand

nto. Justo cuando lo hago siento mi móvil vibrar en mi cartera, lo tomo inmediatament

—es lo primero que digo al contestar, extrañada, apart

fundiendo —me paso la mano por el rostro por l

que giro mis ojos molesta con su llamada, ag

dar un pequeño viaje a ese n

club hab

Nos vemos allá! —es lo últi

s de mí, aunque por diversas razones no le di la oportunidad, una de ellas es un niño. Y yo

te se va desplazando hacia esa oferta que me dio Vincent, por más que lo intento no puedo sacármela de la cab

olesta recorriendo el puto lugar con la mirada—. ¿Qu

es mi culpa, es

e no era tu puto problema lo que hacía o dejaba de

e sinceramente ni recuerdo su nombre se defendió, eso causo una revuelta a la que se unieron más personas hasta el punto que tuvieron que verse involucrados los guard

as salido conmigo —sus palabra

do? —le digo de la manera más fría que soy capaz de reunir—. Pri

cerco con calma hacia su lado, encontrándome con los barrotes, ya que

niño como tú que seguramente no sabe diferenciar donde se encuentra el puto clítoris. Yo necesito un hombre, no un niño que apenas está comenzando en la vida

or lo que no entiendo el procedimiento. Según el conocimiento que tengo a raíz de tragarme todas las temporadas de “Chicago PD”. Estoy segur

a una llamada! —grito para que alguien me es

ue cuando estoy por gritar veo que abren la puerta, por ella entra un hombre alto de 1.85 centímetros aproximadamente. Mi bo

adada son esos penetrantes ojos oscuros, que para mi sorpresa no me recorren como esperaba que lo hiciera—, este hombre tiene que s

le ofrece,

ita de maneras indecibles, me

e aquí vayamos a otro lugar solos tú y yo? —me encanta la reacción qu

tenga que hacer. No hay existido hombre que