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Historia

Capítulo 3 SEMANA 3

Palabras:2119    |    Actualizado en: 02/02/2023

ulo S

her

a llegar tard

atos de charol que conjuntaban con la falda —en lo que llevamos de año, era la primera vez que me la ponía— y deslicé los brazos por la chaqueta oscura. Eran las nueve de un miércoles que comenzaba bastante mal. Debido a las primeras

fesor en cuanto abrí la puerta del aula—. ¿No

mí mal —mentí en parte

la lectura de la

. Durante los últimos días Alexia se había comportado como mi niñera: me traía comida en los momentos más inesperados y evitaba que llenase el dormitorio de vómito. No había vist

el aula. Mi horario era holgado ese día, solo tuve que guardar mis materiales en la taquilla e intercambiarlos por los de

almendra que devoré sin masticarla bien. Limpié las comisuras de mis labios, arro

? Me aburro

lo estaba usando. Tecleé tan rápido como mis dedos me permitían, sacrificando ciertas letras por el camino para no demorarme. D

spués, aunque no pude dec

da estaba impregnada de una capa húmeda que incrementaba con cada nueva náusea. Un eructo casi escapó de mi boca, señal de que no po

i brazo mientras caminaba hacia los baños de mujeres. Conseguí lleg

él y expulsé lo poco q

ara mi vientre—. Por favor. Tiré de l

estaba frente a mí. Tuve que aferrarme a la puerta del baño contiguo pa

bien? —Dimitri t

abrí el grifo. Llené mi boca con agua y eliminé el asqueroso sabor adherido a mi palad

portunidad para confesarle la verdad, sin embargo, no consideraba buena idea contarle que sería

mé asiento sobre el mármol que conformaba

rchases. Estás en el b

acía días—. Te buscaba. Venía a disculparme por mi estúpido comport

ío me desvirgó y luego intentó fingir que no existo? —Arqueé una ceja, imitand

boda sigue en pie.

tono hosco e irónico—

é en pánico cuando te vi apa

ntes aceptadas. ¿Pod

ojeras habían crecido como manchas púrpuras bajo mis párpados, mi piel palidecía con cada náusea que sacudía mi cuerpo. Me encontraba demas

iar su rostro: él también se mostraba cans

nder un riñón. Además, estaba a punto de casarse con una chica que lo complacería en todos los sentidos. Aun así, a pesar de los pensamientos negativos que se filtraban en mi mente, mi corazón

l baño de una maldita vez. Revivir la escena de sexo desenfrenado era tortura

había acostado con el

s un aspecto horrible. ¿Ha pasado algo? Solo intento ser amable. S

remedio que adoptar una pose fría y arisca. Pensaba, más bien ansiaba, confesárselo en ese mismo instante, compartir la latosa carg

encogí de hombros—.

tras unos instantes, me aferré al bordillo del lavabo para no echarme a llorar como una niña de c

rano tendría

hila pesaba tanto que la transporté en mis brazos en lugar de cargarla en

stuviese convencida de que ganaría un concurso musical. Arrojé mis pertenencias sobre el escritorio que compartíamos, distinguiendo folios repletos de garabatos sobre bandas de música o un

o y regresé s

s demás para ensuciarlas o desvalijarlas. Entonces, ¿cómo habían depositado esa tarjeta sobre mi cama? Me apresuré a tomar el sobre de color beige y te

a Cath

la noche, en la dirección que especifico al terminar la redacción de esta carta. He preparado un pase similar a este para Alexia. ¡Házselo ll

do su

et

omé asiento en la silla del escritorio y moví las uñas sobre la madera de roble, reflexionando en el significado de sus

ue pronto sería de su propiedad o nos ofrecería bebidas cargadas de alcohol que yo rechazaría. ¿Qué haría si Dimitri se encontraba en la casa? Pese a ser una fiesta para chicas, nada le i

pensándo

staba a punto de superar el primer mes de gestación. Mi complexión delgada no sufría de alteraciones todavía y los bañadores no mostrarían más que unos pocos pliegues naturales, esos que todas las mujeres y hombres poseen. Re

a —afirmó con la b

ama y abracé las piernas contra mi pecho—. Si me quedo encerrada, sospechará algo. Dimitri también sospechará. No puedo arri

él o es Svetlana la que más temor despierta e

erran», quis

ir al mismo. Pero Dimitri era una historia diferente y enrevesada. Sus lazos en Manhattan se limitaban a Svetlana y a la empresa familiar, o de eso tenía constancia

amiga y cubrí mi cabeza con la man

me quedé dormida de inmediato, con la petición atrapada en mi garganta y c

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