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Historia

Capítulo 2 2

Palabras:3909    |    Actualizado en: 06/02/2023

ítu

anotació

o. Ja, si alguno de mis amigos supiera que escribo en un libro de seguro me dirían gay, pero es que no sé a quién contarle esto que me está atormentando. Anoche tuve un sueño muy e

abuelo me hable de lo

como la de cualquier adulto. Entonces me pregunté cuántos años habría tenido Levi H al e

un techo precioso con vista a las estrellas porque había decidido alojarme en una de las mejores casas del pueblo. La sen

l libro en la s

anotació

ar, pero es imposible si toda mi mente es un revuelo. No dejo de pensar en que recu

entendido. ¿Por qué las personas que más amas, mueren? ¿Por qué

asco, ni siquiera puedo concentrarme. Sigo teniendo d

Y en cierto modo también me agradó porque era como co

nte: estaba conoci

libro entre las manos sentí una

yendo mientras que una chispa d

notación

dejen de hacerlo. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué el cambio tan repentino? Hay algo en mí, hay algo, pero no sé qué es. Al menos me miro en el espejo

notación

n empeñado en investigar dentro de la bibl

o a mamá como que no, hay cierto recelo en su voz cuando le habla. ¿Acaso lo odia? Es su propio padre, y él nunca ha sido malo. De todos modos, mamá t

scribía que había sido la suya. La mía, cuyo nombre de pila fue Andrea, se había encargado de se

ión o no saldrás de casa a

e resultó

aquella casa debía de pertenecer a esa mujer, y pensar que había podido dirigirle una géli

la casa, pero por supuesto que eso no significaba que estuviese vivo. Lo más lógico y más probable era que cuando todo había ocurrido

zo. Doblé la punta de la hoja para marcar la págin

siempre eran

er. Pero al día siguiente, al despertar, todo pareció distinto, porque apenas abrí lo

uy amplia. Desde mi posición alcanzaba a ver el in

que adornaban la terraza y abrí el

otación

an pasado dos días y no he tenido lagunas mentales ni extrañas sensaciones. La cosa es que intenté invitar a salir a una chica, claro, porque mi autoestima no está tan baja como podría parecer. Lo intenté y fue fatal. Dijo que no salía con raros como yo

cada con aquella anotación. Yo también me sentía sin suerte, sobre todo porque me había quedado enteramente

ieciséis años recién cumplidos cuando se dio la catástrofe. Ahora

anotació

e, muy simple. Mamá hace una tarta, me da unas secas felicitaciones, y el abuelo pregunta que de dónde salí. Al menos de él lo entiendo, se le olvidan las cosas, pero de mi

s mentales. Eso me alegr

lo que se sentía extrañar a alguien, así como él extr

l situació

or que el mío, porque al menos yo tenía la excusa de ser la única sobreviviente. Pero él, que había est

ños, Levi —mur

das sobre su vida y lo que le sucedía a diario. Evidentemente, parecí

de un muchacho sin rostro ni altura definida, como una persona con un signo de interrogación por c

seguía sumerg

anotació

que no comprendo, ¿por qué sucede de esa forma? Siempre olvido toda mi existencia y durante la noche sueño con esas luces y una habitación blanca. No sé por qué siento que un doctor no podría darme respuestas, pe

era anotac

n ser por lesiones en la cabeza o por un ACV, pero eso no es posible, no podría estar tan enfermo, ¿o sí? No, yo no lo creo, creo que hay algo más. Desearía que papá estuviese aquí, él estaría preocupado y

uy conf

ta anotaci

me de la cama. Me siento enfermo física y mentalmente. Apenas duermo dos horas y me despierto de repente con un intenso dolor de cabeza

ta? anotaci

oco enfermo y lo único que hizo fue traerme un té. Lo que tengo no lo podría curar ni un té, solo la verdad, o eso creo. No abro las

lo? ¿Y si realmente estoy loco? He pensado demasiado, aunque eso empeora

anotació

istanciando. Al final intenté pedir un permiso para poder hirne irme, pero tampoco hallaba las palabras correctas para expresarme. Un profesor me ayudó, pidió el permiso por mí y regresé a casa tan pronto como pude. A mamá no le

ión de

na cosa una dirección al lado del dibujo de una flor. Al leerla sentí un olor un dolor punzante en la cabeza, como si eso bastara para decirme que debía ir. Ir

allí encontra

notación. Había una dirección en la última

vi H se encontraba en ese lugar? Mi mente fantaseó

. Quizás él si estaba ahí, muerto, y yo quería creer qu

é lugar se trataba y encontré una direcc

o porque era la única persona en el país, y si tenía la suerte que Le

aba tan sola

por hacer. Y también

co auto que tenía preparado para emergencias, me coloqué la máscara para evitar gases y malos o

imiento, una punzada positiva. No paraba de imaginar el sonido de la voz de alg

odos debíamos colaborar durante las búsquedas de alimento. Aun así, conducir era lo que menos me gustaba hacer. Algo que me frustraba bastante eran los autos estacionados en medio de las v

para alejar la imagen de los cadáveres de mi

llegué descubrí que aquella ciudad tenía cadáveres por todos lados: en las calles, en las aceras, dentro de los auto

erí caminar. Me reacomodé la mochila y traté de memorizar el luga

sta, me adentr

rio clínico. Volví a mirar la página para asegurarme de que había llegado al sitio correcto y efectivamente estaba

aceptarlo, en algunos momentos era cobarde y temerosa, incluso tenía un

scue

gles

ospi

gares más inquietantes y perturbadores. Con el planeta vacío el silencio en aquellos lugares casi inducía a la locura, ya que ni siquiera hab

ro a la vez no. Aún sostenía el libro, así que lo apreté con fuerza contra mi pe

espe

l diario para mí,

alor. No iba a pasarme nada, no vería nada extraño, solo buscaría la verdad. As

bía vuel

villosa película de terror. El interior estaba sumido en una densa oscuridad y en u

ho bastante publicidad, porque se recargaban con luz solar y llegaban a durar mucho más tiempo del q

re brilla. ¡Es la ún

dirigía a un punto exacto, no sabía en donde terminaría, pero seguí. Miré con ate

eció extraño. Era como si todos hubiesen tenido la oportunidad de escapar d

aquí, Drey, tran

esos en donde se extraía la sangre, y cuando crucé en un pasillo

ía solo una puerta. Sentí cierto temor. El pasaje parecía perfect

los nervios afloraron de una forma agobiante. Los jadeos que emití debido a mi re

la puerta, coloqué la mano sob

e inmediato, pasmada,

mposición impactante, peor que aquellos que se hallaban en las calles. Sus labios se habían seca

de cal

cadáveres, esos no podí

os —los cuales eran todos femeninos— solo ha

no esta

ar no había nadie con vida. Me había formado falsas esperanzas deseando creer en algo que no era posible, que nunca sería posible. Entonc

otra persona también tuviera lugar y que esa f

bia además de dolor, y cuando todos mis sentimiento

hogaba, que no podía respirar, como si alguien hubiese puesto una enorme almohada sobre mi cara para impedir que continuara inhalando oxígeno. Mi c

la cara contra el volante, quise liberarme de todo eso que me atormentaba,

n sus páginas, había demasiado de una persona y en ese instante solo quería arrojarlo lejos

y las palabras. L

ión de

sé yo, quizás hablar de esto con alguien debe ser genal genial, pero a mí demasiadas cosas me parecen geniales

a de eso. Siem siento que mi vida es así, como estar en una pista de carros chocones, pero solo. Intento golpear los demás carritos, pero es completamente aburrido si no hay alguien más que de

a misma forma que yo sufría en ese momento. Era un acto masoquista continuar atormentándome con la ide

rutina. Había conseguido alejar los pensamientos suicidas para darle oportuni

la carretera, dejarlo atrá

lvidar

s, podía

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