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Historia

Capítulo 3 3

Palabras:3579    |    Actualizado en: 06/02/2023

ítu

o del auto.Miré por la ventana. Había caído la noche y aún est

que funcionaba para no permitir que, en lo que quedaba de día, otra situación pudiera afectarme.

s para vol

la e intentaba hallar razones para que ese hecho no me afectara más, pero al leer sus palabras había pisado el borde de un abismo, todo se había desequilibrado y de nuevo sentía la depresión

as, de repente r

sup

do del cadáver en la casa de Levi H y que había ignorado por completo

n

a Levi H, y estaba mirándole en ese preciso momento. En la foto se mostraba como un peque

o me llenó de alegría ver una parte de él, aunque fuese tan pequeña. Examiné con

A MADRE, TE AM

E

otro vistazo, ¿por qué no? Sus escritos eran entretenidos, el problema era yo q

ión de

én poder volar, así podría huir de esta tortuosa vida y qué se yo, ir hacia algún lugar mejor. Hay veces en las que imagino a una enorme pantera negra, eso es algo más de mis rarezas, pero... no lo hago porque quiero, sino porque vien

oqué la mejor canción de Panic! At The

ucedía solo en casos de emergencia. Mi experiencia conduciendo era media, pero conduciendo a oscuras era nula. A

ue a mitad de camino el auto comenzó a f

el tanque de gasolin

cha, girando la llave y tratando d

eor suerte del mundo, le habría pasado es

s. Alrededor no había más que terreno vacío, algunos

uar mis opciones. Podía quedarme ahí hasta que el auto encendiera —algo que probableme

aban a funcionar, lo malo era que olían muy mal porque algunos tenía

ntre la noche? Pues nada, porque estaba sola. A veces era tan cobarde que tenía

a es el hombre, y cuando ya n

podía sucederme algo, era ridículo. No

olví a ponerme la máscara y salí del auto cerr

abía señales de algún otro auto. Ya había pasado por esa carretera, per

ensé en sentarme durante unos minutos, pero mientras estudiaba los al

como si alguien las hubiera tallado para formar algo significativo. E

R.

i? No. ¿Por qué lo relacionaba todo con él? ¿Por qué no solo lo dejaba p

dejar su recuerdo en paz. Era insano seguir creyendo que el chico estaba vivo. Sin emb

iempre experimentaba ese: «quiero hacerlo, pero a la vez no». Era curiosa pero no arriesgada. Me gustaba el misterio, pero era asustadiza, así que entraba en batallas épicas contra mí mis

rbol para seguir mi camino

la carretera. Estaba muy oscuro en esa dirección porque no había concreto, ni una orientación específica, pero de

debe

debe

de

de

ite que usaban dos personas

l camino a algú

tan ab

hacer? Ah, sí, hundirte en los libro

ra que no había peligro alguno en ese mundo y que no podía decepcionarme más de lo que ya me había decep

vés del camino de tierra, y para cuando me d

ba más os

con cuidado. Podía escuchar el sonido de mis zapatos contra la tierra y mi respiración contra l

y que lo más sensato era regresar, pero antes de poder

tomó un minuto hallarla cerca de las raíces. Seguí entonces por ese lado, iluminando el camino con la linterna y manteniendo

después y me tomó más de dos minutos

descansar. Busqué en la mochila y saqué la botella de agua que había guardado. Ya no estaba fría, pero era líq

r. Ya no importaba qué cosa encontrara en el lugar de destino, lo tomaría con calma, respiraría profundo, l

acercarme a ella. De lejos se veía como una cueva, pero cuando estuve más cerca supe que no era un nido de sexo y que

? ¿Una fosa? ¿Un

pero solo vi negrura y unas escaleras colgantes de madera muy maltratadas a las que incluso le faltaban al

acia «El País de las Maravillas»? F

r nada más que un viejo agujero que pr

nía que hacerme entender a mí misma que la soledad era lo único que encontrar

nos segundos. Dejé caer los brazos y entonces la linterna y la má

a. Solté un grito de desesperada negación

regresar? No recordaba del todo el camino. Los nervios y

recía un acto estúpido pues no tenía ni idea de lo que podría hab

o más para examinar el estado de la escalerilla, intentando establecer un plan para recuperar el objeto, pero entonces sentí com

suelo, pero no pude h

ntí un inmenso dolor por todo el cuerpo, en los músculos y casi en los

ando, aunque

elevar el brazo izquierdo, pero intentarlo resultó ser peor. El dolor en mis músculos aumen

ver con primeros auxilios. ¿Por qué no había aprendido con los demás supervivientes? Por supuesto, porque nunca nos encontramos ant

. Su luz me permitió ver que más allá, en el fondo, reposaban unas grandes máquinas que no reconocía, y entre ellas una puerta de acero en un muy mal est

a mi s

zo, y avancé pesadamente hasta la escalera. Con determinación y ayuda de mi mano de

n e

dureza del gélido piso. Mi respiración se agitó de forma descomunal, convirtiéndose en lo único que se escuchaba de

e era clau

na abertura en la barbilla y un ligero dolor en la parte baja de la espa

y no pudiera seguir sosteniéndome.De repente reparé en la puerta de hierro. No la había visto como una posible salida, porque si se abría tendría que adentrarme más en donde sea que est

desde el otro lad

curar por mi cuenta, al menos no en ese lugar, por lo que decidí tranquilizarme para poder pensar mejor en cómo salir

ospecha. En el suelo había algunos trozos de hierro muy poco servibles, así que los ignoré. Me acerqué más a donde es

la escalerilla y la escudriñé. No había forma de recuperarla, la madera estaba podrida y rota. Me

nguna otra po

ntenté limpiarlas al frotarlas contra mi ropa. Se convirtió en un desastre. Abrí la mochila y miré hasta en el bolsillo más pequeñ

calmar mi temor, saq

ión de

sa viva por más tiempo. Estoy siendo muy insensible, sí. Respeto a los vegetarianos, pero nunca seré uno, ya he dicho. En otras noticias... Mis dolores de cabeza son cada vez más frecuentes, quizás pueda acostumbrarme a ellos. Son insoportables, pero son parte de mí. Son más bien como el vello púbico, uno no lo quiere cuando llega, pero igual

que la fractura, el miedo y todas las emociones que había experimentado me es

dientes. Mi cuerpo debía de estar exhausto. Me llevé la mano derecha a la frente. La molestia era muy extra

segundos después volví a

—solté mientras

ía causar un malestar de ese tipo. Pero y si… ¿y si había alguna sustancia tóxica en las máquinas y me estaba haciendo d

érmela, pero experimenté el dolor de nuevo. Cerré los ojos

queños jadeos traté de buscar con la mirada el origen de la música, pero n

porque estaba

a y solté un nuev

eo. Era suave y lento. Era indeterminable y al m

oloqué las manos en los oídos, y cuando pensé que iba a parar, a la melodía se

te... alguien... ¿a mi lado

estaba en mi mente y me dolía, me dolía mucho. Las sienes me palpitab

en mi hombro. Continué escuchando la melodía y la respiración. Sentí miedo. ¿Estaba murie

intensa me hizo soltar un gra

o, con los ojos humedecidos y el cuerpo exhausto. Tenía las manos temblorosa

uché un ruido. Un ruido

iente, algo golpeaba la puerta de hierro desd

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