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Historia
El fragmento ámbar 1: El ojo esmeralda

El fragmento ámbar 1: El ojo esmeralda

Autor: guangyue
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Capítulo 1 PRÓlOGO

Palabras:1365    |    Actualizado en: 07/02/2023

que parecía haberse dormido. Cuando por fin lo consiguió se arrimó a las llamas como si estas fueran

oh, sí… Aún conservaba yo la visión cuando ocurrió. Antes, el cielo era… azul. Un color azul profundo, oscuro a veces, y claro otras. Capaz de la mayor calma y la mayor ira intempesti

anos nudosas cerca de las llamas, tratando de entrar en calor. El baile

icto código. Cuando lo infringí… me castigaron con un estigma de deshonor. Un ojo ciego, una herida de por vida, en mi cuerpo y en mi alma. El segundo ojo no lo perdí hasta hace unos años, después de que el cielo oscureciera. Un espadazo me lo rajó en una contie

eron centellear con fu

e que todo oscureciera? —preguntó el muchach

o de los tiempos lo mancilló todo. Manchó el mundo con su espíritu corrupto. Lo único que ocurre ahora es que el paisaje se ha convertido en el reflejo de su podredumbre. Los árboles caen, secos y sin vida, y las flores se marchitan antes siquiera de llegar a flo

…? —susurró el chico—. ¿Por qué dejaron

, con la semilla del mal sembrada en su corazón, y por ofrecerle después un poder que nunca debería haber caído a su alcance. El Fragmento Ámbar… el Abismo maldiga el

res que fueron creados para llevar al hombre

iejo—. Yo vi uno una vez, ¿sabes…? N

exactamente aq

idioses, si así prefieres que los llamemos. Su cometido, según explicaban los sabios de la antigüedad, era instruir a las razas mortales. Convertirse en sus guías, ayudar a su desarroll

, pensativo, y se rodeó l

a ejercer de guías de

r qué, cuando habían cumplido con su cometido, y los hombres podían valerse por sí mismos, deci

erior. Que decidieron no conformarse con lo que los dioses les ofrecían, sino que querían ir más allá. Gobernar a la humanidad

pto de los hombres, su lado podrido. Vieron la monstruosidad que los dioses habían creado, y

s, y exhaló su aliento sobre ellas

Yinn perdieron la guerra por culpa del poder del Fragmento Ámbar, y ahora…—el anciano ges

s se helaba a medida que la noche descendía. A lo lejos, en el horizonte, un punto de luz

or debajo de las nubes. La luz de los otros astros no ha visto la tierra desde el día del Advenimiento, pero ella… No, ella no deja n

cho, sin despegar la mirada del punto que brillaba en la lejaní

aridad. Pero ahora es lo que es, chico, no importa lo que digan. Es una diosa que brilla en el cielo, incandescente. Y nunca

nos recuerda la corrupción que ha consumido el mundo. La podredumbre que todo lo ha infectado. Es al mismo tiempo el tesoro más valioso que pose

olvieron instintivamente hacia el lejano luga

r el pedazo de tierra yerma y seca que dejaré tras

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